La ira es una energía que puede ser o bien desactivada o bien reciclada en una acción positiva. El odio es una ira a la que se le permitió salir de control. Observo cómo se distorsiona su rostro, su voz sube de tono, los que lo rodean comienzan a retorcerse. Todos tenemos razones para estar furiosos, hay muchas injusticias en el mundo y en nuestras vidas. Pero cuando consentimos el odio, hemos perdido nuestro poder de pensarlo y nuestra posibilidad de transformarlo en una fuerza constructiva. Los ángeles nos piden no esconder el sol detrás de nuestra ira, evitar la trampa del odio pensándolo, reflexionado sobre él y actuando de manera que lo desactivamos o lo transformamos en una expresión productiva y creativa.Si la ira está ocupada en más espacio que la paz y la aceptación es hora de detenerse a pensar por qué la dejo ir tan lejos. Mírese al espejo para ver cómo la ira está afectando sus facciones y cómo lo verían los otros. Entonces háblale a tu ira, pregúntale por qué se empeña en invadir tu vida, cuál es su objetivo. Por último pídale a los ángeles que le indiquen cuál sería el modo más útil y apropiado de vencer a su ira y alcance una existencia más centrada. Una reflexión angélica: “Elaboro mi ira, la transformo en energía constructiva”.Colabora: María Ysabel [email protected]én en FB.
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