PRIMERA EDICIÓN dialogó con María Elena Magri, coordinadora en Misiones de esta fundación nacional. Una madre que impulsa una fuerte campaña de concientización desde hace siete años Todo empezó el 22 de enero de 2011, cuando Lautaro Magri falleció en un siniestro vial sobre la ruta nacional 12, en su intersección con la avenida Jauretche. Detrás de esta muerte, una vez más, una familia quedó destrozada.
Ante esta pérdida irreparable y con un dolor tremendo en cada célula de su cuerpo, su madre, María Elena Magri, tomó una decisión valiente y admirable: no quedarse de brazos cruzados y luchar para que este tipo de muertes no quede impune, se visualice y se tome conciencia en todos los sectores y rincones de la sociedad.
Así, María buscó, investigó e indagó hasta que se encontró con la fundación Campaña Nacional de Concientización Estrellas Amarillas – Fundación Laura Cristina Ambrosio Batisttel, que nació hace 10 años en Córdoba.
María se unió rápidamente a la causa y el 10 de junio de 2011, en congruencia con el Día Mundial de la Seguridad Vial, lanzó la campaña de Estrellas Amarillas en Misiones.
Dos semanas más tarde pintó la primera Estrella Amarilla en la tierra colorada, nada más y nada menos que la de su hijo Lautaro. Varios meses después, tuvo que volver a pintar otra al lado donde estaba la de Lauti, ya que otro de los ocupantes del vehículo, Rodrigo García, también había fallecido.
Desde ese 2011, María fue contactada de forma incesante por familiares que atravesaron situaciones similares a la que vivió ella, o incluso peores, más penosas y dolorosas.
El punto de contacto fue la página que creó María en la red social Facebook y que bautizó bajo el nombre Estrellas Amarillas Posadas Misiones.
Una voz para los que no tenían
María, casi sin darse cuenta en un primer momento, enarboló una bandera en nombre de esos familiares, amigos y conocidos de víctimas de accidentes de tránsito en Posadas y distintos puntos del interior que también se sumaron, como Puerto Iguazú, Wanda y Campo Viera.
Comenzó a ser partícipe en charlas, debates y conferencias, en escuelas primarias y secundarias, en facultades, en distintos entes del Estado y organizaciones privadas, tanto locales como provinciales.
Se hizo conocida, referente y homenajeada por llevar un mensaje, una voz de prevención, educación, concientización y acompañamiento.
PRIMERA EDICIÓN dialogó con esta madre valiente, luchadora y con un claro mensaje a toda la sociedad, al hilo del Día Mundial de la Seguridad Vial celebrado ayer y de los siete años de existencia de Estrellas Amarillas.
Es que, como ella misma recordó, el 10 de junio de 2011 lancé la campaña en Posadas, replicando lo que ya se hacía en Córdoba y otras partes del país, y en los medios salió, palabras más, palabras menos, una mamá que perdió un hijo lanza una campaña de concientización vial. De ahí en más, y tras perder a mi hijo en enero de ese año, en un hecho vial, comencé a hablar de estas situaciones, donde la gente que pierde la vida por imprudencia de otros no son accidentes: son muertes que se pueden evitar.
La lucha que comenzó Magri hace siete años fue, por así decirlo, novedosa en la tierra colorada y a la vez rápidamente tomada en cuenta, difundida y con muchos adeptos, producto de una dolorosa situación, la mayoría de las veces evitables.
Al respecto de este tema, la difusora y representante de Estrellas Amarillas contó: Miro hoy siete años atrás y puedo ver y hacer un balance de que en la actualidad, en Posadas y creo que también en el interior, se habla más del tema. Se tiene más en cuenta que hay muertes que se pueden evitar si se respetan las leyes de tránsito. Hay más despliegues en los medios, la sociedad presta más atención a los casos y en varias ocasiones se unen los familiares de las víctimas y piden por justicia.
De igual manera, dejó en claro que es un proceso muy largo, donde toda la sociedad debe cambiar el chip y respetar las leyes de tránsito, su vida y la vida de terceros.
Asimismo, al ser consultada si se sumaron familiares de víctimas en Posadas o Misiones, en general, a Estrellas Amarillas en este camino de concientización, aprendizaje, educación y acompañamiento, aseguró que rápidamente hubo gente que se sumó a la campaña. Hoy hay alrededor de 200 estrellas pintadas en Posadas y un par más en el interior.
Nosotros todos los domingos nos juntábamos con familiares de las víctimas y pintábamos estrellas, en pos de ese ser querido que ya no lo tenían. Hoy la actividad es menor, pero sigue en pie y además muchas estrellas fueron tapadas por las repavimentaciones que se realizan en la ciudad y deben volver a ser pintadas, reseñó la coordinadora del grupo en Misiones.
¿Y en la actualidad?
Por otra parte, María adelantó que días atrás se reunió con el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Carlos Pérez, y que, al salir de dicha reunión, se mostró un poco desorientada y sin saber si va a continuar en esta tremenda y loable misión.
Nos reunimos con el máximo representante de la Agencia Nacional junto a familiares de otras víctimas, en Posadas, y la verdad es que se politizó el tema de Estrellas Amarillas, aunque suene fuerte decirlo, lamentó.
Acto seguido pasó a explicar por qué Estrellas Amarillas podría tomar otro cariz: Ahora la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en forma conjunta con Vialidad Nacional, quiere pintar las estrellas. Pero para que éstas queden exhibidas en el asfalto, solicitan muchos requisitos a los familiares de las víctimas, hasta el acta de defunción incluido, en un acto muy burocrático, engorroso y doblemente doloroso, remarcando que a los familiares de las víctimas no les terminó de convencer esta nueva medida de aunar la campaña de Estrellas Amarillas con la Agencia Nacional de Seguridad Vial y Vialidad Nacional porque ni una ni otra van a saber nunca qué significa para una familia convocar a demás familiares, amigos y conocidos de la víctima y pintar una estrella en el asfalto, pierde totalmente el sentido que la pinte Vialidad Nacional o que en el lugar del siniestro coloque un cartel: se desvirtúa totalmente, se ofuscó Magri.
Doloroso y a la vez imborrable
El siniestro vial en el que estuvo involucrado el hijo de María Elena sucedió de una manera muy particular: Lautaro esperaba el ómnibus para volver a su casa, en Itaembé Miní, pero unos amigos y conocidos que salían del boliche lo invitaron a subir a un auto y acercarlo al barrio.
Ya sobre la ruta nacional 12 y Jauretche, el conductor del vehículo perdió el control tras ir a más de 140 kilómetros por hora y Lautaro murió en forma instantánea. Dos jóvenes más quedaron en coma, uno de ellos falleció siete meses más tarde y el otro quedó con secuelas graves en su cuerpo. Pese al presumible exceso de velocidad y el supuesto consumo de alcohol -los cuales constan en la causa judicial-, el único que salió ileso fue el conductor.
Un impulso necesario
Tras el caso de mi hijo, lo que me impulsó a hacer algo fue la negligencia, la inacción, la falta de respuestas y algunas frases horrendas como nunca pasa nada o en estos casos no hay ningún culpable. Y yo me dije a mí misma: era la vida de mi hijo, no me puedo quedar así, sin hacer nada. Así comencé a investigar, a interiorizarme y encontré a Estrellas Amarillas, rememoró.
Pero María Elena fue más allá y, a modo de resumen de estos siete años, destacó que casi sin darme cuenta, me transformé en la cara visible y representante de cientos de familias que son víctimas de estos hechos y no tenían voz. Y pienso que hoy, de alguna manera, nos escuchan más, se tiene más en cuenta a la figura de la familia víctima y eso es muy importante para todos nosotros.
De igual manera, no se quedó con lo hecho hasta ahora y adelantó: Aún hay muchas cosas por hacer, la tarea específica de ir y pintar una estrella ya está instalada, hablar en nombre de muchas familias también; pero hay que seguir peleando para que la gente -o más gente- nos escuche. Por más justicia, por que los culpables paguen por lo que hicieron. Seguir concientizando y educando a la sociedad.
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