En toda la provincia, la salida de circulación de los billetes de dos pesos complicó la situación en los negocios, que en muchos casos se ven obligados a redondear sus precios o dar caramelos a los clientes. Afirman que los bancos tampoco cubren la demanda y deben racionar los centavos con que cuentan en sus cajas.La salida de circulación de los billetes de dos pesos complicó aún más el panorama para los comerciantes misioneros a la hora de brindar cambio a sus compradores. Los negocios capitalinos concuerdan en la preocupación por la falta de monedas y el drama se replica en los demás municipios de la provincia, donde al momento de la venta en muchos casos se ven obligados a dar caramelos o redondear el precio, con lo cual pierden dinero.
PRIMERA EDICIÓN realizó un recorrido por los locales del centro de Posadas para conocer su situación. Kioscos, panaderías, verdulerías, todos han notado una disminución en la circulación de monedas y han optado por cuidar el cambio que les queda.
Hace cuatro meses que estamos pidiendo monedas de dos pesos en los bancos del circuito financiero local, pero ninguno de ellos cumplió y se armó el despelote porque no hay reposición de los billetes que salieron de circulación, remarcó Carlos, al frente de un kiosco.
El comerciante explicó que, por el momento, las monedas de dos pesos no están en circulación en la calle, las únicas que tenemos están en la caja, porque al saber que salían de circulación los billetes de dos pesos, juntamos todas las que pudimos, lo poco que rescatamos: unos 500 pesos en monedas. Las estamos racionando, las de 25 centavos, las de 50, hasta las de un peso, las vamos dando de a poco, contó.
Al momento de la transacción con los compradores, surge un inconveniente porque la gente no te trae cambio: viene con 100 o 200 pesos, con lo que compran a veces algunas cosas pequeñas, casi por impulso, pensando que la plata ya no vale tanto como antes. Sin embargo, el cambio sigue costando conseguir, añadió Carlos.
Mañana, 31 de mayo, será el último día para canjear o depositar los billetes de dos pesos en los bancos locales y, sobre el procedimiento en Posadas, el vendedor comentó que cambiamos casi todos los billetes que teníamos. Hay algunos que no nos recibieron porque estaban bastante deteriorados, deberían cambiarlos igual, por más que les falte algún pedazo: tengo entendido que hasta la mitad del billete aceptaban. Pero habremos perdido unos 100 pesos en el cambio.
La encargada de una panadería céntrica relató que la verdad es que casi no se ven las monedas en general y hay muy pocas a la hora de dar cambio. Antes no teníamos ese problema, pero desde que se fueron los dos pesos, con el cambio del billete, se complicó el panorama.
Cuando no cuentan con cambio, intentamos completar el precio con alguna otra cosa: llevás un bizcochito más o algún pancito, porque al tratarse de comida, que la gente justo está buscando, no tiene ningún problema en aceptar; pero por ahí la gente no quiere agarrar caramelos, aclaró la comerciante.
En una esquina del microcentro PRIMERA EDICIÓN habló con un chipero, para quien el cambio es todo un tema: para comprar una chipa, que vendemos a 15 pesos, te pasan un billete de 100 pesos; hoy, ni bien arranqué, me quisieron pagar con uno de $500. Es una locura, y más ahora que se ven pocas monedas. Las de dos pesos, por ejemplo, ni existen.
Agregó que hay gente muy considerada, pero otros te pasan la plata y te exigen que siempre tengas cambio, suponen que es fácil, sin embargo hay días complicados, especialmente tras el fin del billete de dos pesos, porque no se logró reponer todo lo que sacaron de circulación.
En una verdulería de la zona, el encargado afirmó que quedaron muy pocas monedas de dos pesos específicamente, pero que de todas las denominaciones falta mayor circulación. Nos pasa muchas veces que tenemos que redondear con frutas, caramelos o lo que tengamos para poder dar cambio a la gente. Muchos me preguntan por qué, pero no nos queda otra opción, lamentó.
Es que, cuando se redondea o se completa con otro producto, surge otro problema: El tema es que salgo perdiendo yo en esos casos. Ponele que tengo que darle dos pesos de cambio y le doy un tomate más: a mí me sale como cuatro pesos cada uno. O te dicen agregá una ciruelita, pero cada ciruela está valiendo como ocho pesos aproximadamente. El comercio siempre pierde plata, protestó.
Indagar sobre el uso de las monedas hizo surgir otra problemática generalizada: el cambio en el transporte urbano. Con los colectivos ahora casi todas las personas juntan para poder viajar, porque (hasta el viernes próximo) está a 13 pesos sin SUBE y al que no tiene justo para el boleto le pasa que muy pocas veces el colectivero le da las monedas de dos pesos: o llegás justo o pagás $15, entonces tratan de juntar monedas y las guardan para eso, indicó el verdulero.
Algo similar manifestó un canillita: Acá escasean las monedas en todos los rubros y si no tenés la SUBE, es un drama. A mí al menos no me dieron nunca más (las monedas del vuelto), pero a uno lo obligan a tener cambio y encima ahora viene de nuevo un aumento. Justo que escasean las monedas, son los colectiveros los primeros que te redondean y, si viajas muchas veces al día, te suma un buen número.
En Oberá
En la Capital del Monte, el faltante de monedas se va naturalizando para algunos, mientras que para otros es motivo de protesta y malestar, pero la coincidencia generalizada es que monedas no hay.
Muchos comerciantes optan por ofrecer caramelos cuando no poseen cambio. Algunos agarran sin problemas, pero otros se enojan. Igual, prefiero no vender si no quieren los caramelos, porque no puedo redondear a favor del cliente, salgo perdiendo yo, no tengo gran margen de ganancia, argumentó a PRIMERA EDICIÓN un kioskero.
Según aclaró, los clientes habituales son los más comprensivos, pero no faltan aquellos que se enojan y lo responsabilizan de la situación. Pero no hay monedas, la de dos pesos, para ser honesto, vi una sola vez, nunca más apareció una. No entiendo por qué sacaron de circulación los billetes antes de que reponerlos en suficiente cantidad, protestó.
Los grandes comercios, principalmente supermercados, que tienen mayor movimiento en esta época, manifestaron su malestar ante una medida improvisada, según definió el propietario de uno de ellos: Únicamente de esa manera se entiende lo que hicieron, no prever la demanda. Debemos redondear y siempre salimos perjudicados. Si fuera esporádico, no habría inconveniente; pero, al sumar, se hace sentir, además de la responsabilidad que tenemos hacia el cliente, subrayó.
Por su parte, el titular de una casa de comidas, confió que directamente redondeamos precios para evitar inconvenientes. En la terminal de ómnibus, donde convergen varios comercios tipo kioscos, al compartir la misma situación, el cliente acepta los habituales caramelos que remplazan a las monedas. Monedas no hay, todos estamos en la misma, así que no nos queda otra que dar una mercadería que remplace las monedas, justificó una encargada de atención al cliente.
En la Capital de la Madera
En una recorrida por los negocios de San Vicente, la situación es la misma que en el resto de la provincia: no hay monedas disponibles. La salida de circulación de los billetes de dos pesos fue el hecho que dejó sin dinero de baja denominación para poder brindar el cambio a los clientes.
En la consulta se tomaron varios rubros: comercios tipo kioscos, despensas, minimercados, supermercados, verdulería y tiendas de ropas. Los comerciantes se quejan de que no ven en circulación monedas, de 10, 25 y 50 centavos, así como las de uno y dos pesos, lo cual dificulta las ventas.
Uno de los comerciantes consultados afirmó que no tenemos, no conseguimos y el cliente tampoco trae, así que no sabemos qué hacer. Muchas veces redondeamos para abajo y en otros casos damos algo por el cambio. La gente no quiere caramelos, por lo que buscamos alguna mercadería que el cliente elige para llevar y que está dentro del precio.
En los comercios pequeños es donde más complica la falta de monedas, ya que son los lugares donde se compran cosas a bajos costos y siempre deben dar el vuelto en baja denominación. Entre ellos están los kioscos, las despensas y las verdulerías. En el caso de los supermercados, donde las compras suelen ser más grandes, el redondeo está dentro de las alternativas. Las tiendas son las menos perjudicadas en este sentido, ya que los precios, por lo general, están redondeados en múltiplos de 10 y 100 y eso facilita al momento de dar el cambio.
En Puerto Iguazú
La situación es recurrente en la turística Ciudad de las Cataratas: la falta de monedas exaspera las relaciones comerciales, sobre todo entre los usuarios del transporte automotor y los choferes de la empresa concesionaria. Es que el boleto cuesta 18 pesos y siempre faltan los 2 pesos de vuelto. Pero la situación se repite en casi todos los rubros, por lo que los compradores se van acostumbrando a resignar el vuelto, o bien los comerciantes tienen que redondear para abajo, cobrando de menos.
La frase te debo el vuelto se ha hecho común en esta ciudad, donde nadie sabe quién tiene las monedas. En la sucursal de un banco privado es imposible conseguirlas y los clientes que llevan sus billetes de dos pesos -que ya no son aceptados en ningún comercio- tienen que llevar la cifra redonda, para que les puedan dar la misma cantidad en papel de mayor denominación.
Según indicó un cajero de esa entidad, el Banco Central no remite monedas, con lo cual ellos tampoco tienen para darlas a sus clientes.
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