Todo cambio en la rutina del niño, provoca como reacción natural inseguridad, que genera miedo. Lo mismo ocurre con el cambio de colegio, no importa si éste cambio se produce por problemas económicos, cambio de domicilio o por la búsqueda de una mejor calidad en la educación, para muchos niños significará un proceso complejo, en el cual se deberán preparar para enfrentar la separación de sus compañeros, amigos, profesores y un entorno que lo ha acogido y le ha entregado confianza suficiente para que se pueda desenvolver sin mayores complicaciones. Que los niños sientan miedo a los cambios o diferentes procesos de la vida, está dentro de la normalidad del desarrollo infantil. Sin embargo siempre es muy necesario conversar y prestar atención al niño, escuchando sus inquietudes y dificultades, tratando sus problemas y miedos con respeto. No es conveniente, por ejemplo decirle: “qué tontería tener miedo por eso…”, “eso no tiene importancia…” aunque para los padres no sea relevante, para él es realmente un problema que le preocupa y no sabe cómo afrontar, por lo que necesita mucha protección y apoyo. Cuando en casa ya no hay dudas de que el cambio se producirá, es muy importante que los padres comenten al niño la situación, explicándole con la mayor claridad posible, para que el hijo se pueda preparar y no lo tome por sorpresa. Además es tarea de los padres transmitir seguridad a sus hijos, destacar que los cambios son procesos normales en la vida y que este cambio en particular no tiene por qué ser una experiencia negativa para él o ella.Dale oportunidad de expresar sus opiniones, miedos e ilusiones ante el cambio de colegio. No desvalorice sus miedos, para ellos representa una experiencia muy difícil de asimilar.Es conveniente que acudamos al colegio y pidamos a la secretaria o director que nos deje acceder para que el niño conozca con antelación las instalaciones.Se considera de ayuda que el niño comprenda que podrá seguir invitando a sus amigos a casa como así también a los futuros nuevos amigos. Si a pesar del apoyo que le entrega la familia y entorno, el niño se muestre diariamente inquieto, ansioso o con nerviosismo constante, y esto le impidiera llevar una vida normal, ya sea porque no quiere jugar como lo hacía habitualmente, no se puede concentrar, presenta dificultad para conciliar el sueño, cambios en la alimentación en su estado del humor, puede resultar de utilidad acudir a un psicólogo a fin de entregar ayuda profesional. ColaboraCecilia Castillofacebook Lic-Castillo-Cecilia-España 2885. B. Palomar.3764 431867/watsap 3764229954
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