La familia Rivas comenzó de la peor manera el fin de semana. Lo que empezó con un bajón de tensión el jueves por la mañana, terminó a la tarde dejándola sin servicio por más de 40 horas con los perjuicios que ello significa para la vida cotidiana. Son 40 horas porque la energía volvió el viernes por unas horas y sábado por otras, volviendo a interrumpirse hasta el domingo a la tarde.Siguiendo los pasos habituales que cualquier reclamo conlleva, se comunicaron al 0800 de la deficitaria Electricidad de Misiones Sociedad Anónima (EMSA) para pedir que les devuelvan el servicio. Sin embargo, la espera se prolongó no por horas, sino por días. El domingo por la mañana, cuando finalmente EMSA apareció a buscar el desperfecto, el jefe de familia salió a preguntar por la demora en responder. El operario, acompañado de una persona que había desplegado una escalera se enojó y respondiendo “no es mi problema”, ordenó levantar la escalera y se fueron en una camioneta Chevrolet color negra y con el número “D-30”, según pudieron anotar los Rivas, dejándolos sin servicio.Un maltrato innecesarioNorma entró en crisis ante la actitud del trabajador y atinó a volver a llamar al call center para informar lo sucedido. Un teléfono de EMSA donde nadie puede resolver nada, solo pueden tomar reclamos sin ningún funcionario que al menos pueda darle una respuesta concreta al usuario.La mujer contó a PRIMERA EDICIÓN que desde hace un tiempo, peor aun con la última tormenta, tienen electricidad solo algunos momentos “por factor del azar” al día. “La luz viene cada tanto. Desde el jueves habremos tenido luz tal vez cinco horas y no seguidas. Es como si en el fusible aéreo los cables hicieron falso contacto y la tensión bajaba y subía hasta que la luz se cortó”, explicó la vecina.“Me estaba bañando para ir a trabajar cuando se cortó la luz. Eran las tres de la tarde del jueves. Pensé que era un corte general porque, por la mañana, hubo varios bajones de tensión. Las luces titilaban y cuando llamé a EMSA me dijeron que eso pasaba porque estaban trabajando en la avenida 147 y calle 172, en Itaembé”, contó.El viernes fue un drama en la casa de Norma, que aseguró tiene su facturas pagas. Durante todo el día se comunicaron con el 0800 de EMSA para hacer el mismo reclamo: “Que vengan a arreglar el problema”. “Mi marido también llamó una decena de veces y siempre te dicen lo mismo. Ivana, Paola, Carmen, Sofía, Liliana y Silvina nos escucharon pacientemente entre el jueves y el sábado”, dijo. Hasta las 2 de la madrugada del sábado esperaron en vano la visita de los operarios eléctricos porque nunca llegaron.La mujer, que tienes dos hijos y es empleada. Reveló que en medio de los 20 reclamos realizados, una de las telefonistas de la deficitaria empresa eléctrica provincial intentó hacerlos responsables de la falta de energía. “Una telefonista le dijo a mi marido que el área técnica ya comunicó que el problema de la falta de luz era mi culpa porque dicen que había una falla en el domicilio y que ya me habían llamado. Mentira de EMSA. Nunca llamó nadie a mi casa porque todos estábamos pendientes de que vengan a arreglar el problema. Además, tengo todas las conexiones legales realizadas por un electricista profesional”, aseguró. “Este domingo a la mañana fue el colmo después de tantas horas de estar sin luz, de dormir mal y de perder mercaderías nos maltrataron como en la peor época del país. A eso de las 9 escuchamos una camioneta frente a casa y salimos corriendo. ¡Era EMSA, qué alegría! Pero de la ilusión de tener luz volvimos a la oscuridad rápido. Del móvil D-30 bajaron dos hombres que de muy mala manera respondieron a un ‘buen día’ de mi marido que les preguntó por qué la demora en responder al problema que teníamos de varios días. ‘Ese no es mí problema, querés que te arregle o no’, respondió el operario. Mi marido le contestó que sí, que tenían que arreglar porque ellos son los únicos que pueden hacerlo y que hacía muchas horas que estábamos sin luz. Con sus lentes oscuros volvió a decir en voz alta que ese problema no era de él y aún no satisfecho le dijo al otro empleado ‘subí la escalera nos vamos. Jodete’. Y bajo nuestra sorpresa total arrancaron la camioneta y salieron a toda velocidad”, reveló indignada.Otra vez volvieron a reclamar contando lo sucedido y advirtiendo que lo harían público, horas después y con otra actitud, llegó un nuevo móvil que reparó el fusible dañado, explicó a los Rivas lo que había pasado con el mismo y terminaron con el padecimiento de estos vecinos.Finalmente, Norma contó que le produjo “mucha impotencia y bronca ver cómo la mercadería de su freezer se le descompuso porque se cortó la cadena de frío. Me da mucha bronca lo que pasa. No le debo nada a EMSA, estoy al día con las facturas y ahora estoy perdiendo la carne que tenía guardada para la semana. Eso no está bien”, aseguró.
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