Grande fue la sorpresa de los consumidores, y las denuncias no tardaron en llegar a las oficinas de Defensa del Consumidor en la capital provincial, por ciertos criterios aplicados por algunos comerciantes capitalinos para cobrar las compras con tarjetas de crédito. Según distintos testimonios recogidos por PRIMERA EDICIÓN, en un mismo salón de ventas se aplican criterios de cobro según los productos que exhiben para la venta.Así, en ciertos artículos les daban la posibilidad de financiación en varias cuotas (hasta seis sin interés) mientras que para otros productos directamente no admitían más de una cuota libre de recargo. Una situación como la que se detalla tuvo como protagonista directa una familia que fue a comprar los útiles y textos escolares a una reconocida librería del centro capitalino y se encontró en la caja con que los libros de textos que intentaron pagar con tarjeta solo podían evitar el recargo si la operación se hacía en un solo pago, mientras que el criterio para cobrarles los útiles escolares fue de hasta seis pagos sin interés.“Fue el mismo día y durante la misma compra ni siquiera nos dieron una factura diferente para la operación. Realmente nos indignó”, contó Daniel a este Diario, y explicó que no le quedó otra que aceptar la condición porque, evidentemente, no podía conseguir los libros en otra parte. Otros inconvenientes con las compras con tarjetas que tuvieron consumidores consultados, tuvo como protagonista a Gabriela, a quien en una farmacia le quisieron cobrar con recargo del 10% al momento de pedir pagar con tarjeta de débito, lo cual “no corresponde”, aseguró el director de la oficina de defensa de los consumidores, Alejandro Garzón Maceda.“La ley de tarjeta de crédito -y ya no es solo una cuestión de defensa del consumidor- regula el convenio del comercio con la tarjeta y dice expresamente que el precio con los plásticos de crédito -en un solo pago – así como el precio con tarjeta de débito y el de efectivo es el mismo”, enfatizó el funcionario.“Lo que corresponde en esos casos es denunciar y solicitar inspección”, pidió. Explicó por otra parte: “En el caso de los útiles y los textos escolares, y si la tarjeta usada tiene planes de pago pactados entre el banco emisor y el comercio, lo que yo creo es que el negocio no debería negar las posibilidades de pago en cuotas a ese consumidor. Es decir, si la tarjeta de crédito tiene una modalidad de financiamiento de compra en forma general, entonces quiere decir que el comercio no debería impedir utilizar ese servicio. Podría tratarse de un abuso, por ejemplo si se trata de artículos que se consiguen solo en Argentina y como no tienen la competencia con Paraguay, se aprovechan”, dijo.Martín contó a este Diario que también pasó un momento muy incómodo al realizar compras de materiales de construcción en un corralón capitalino. Al momento de querer pagar con tarjeta les avisaron que tenía intereses.“La bolsa de cemento valía 120 pesos, pero con tarjeta en un solo pago me aplicaron 20% de interés y si quería hacer en más cuotas el costo iba subiendo 10% más por cada mes requerido”, explicó indignado.“El sistema de pago con tarjeta de crédito normalmente se rige por un convenio que hace el negocio con la entidad emisora de la tarjeta. Luego también es por medio de los programas que ofrece el banco emisor, como por ejemplo el Ahora Misiones con el banco Macro. Son diferentes sistemas de pago con la misma tarjeta y a su vez están las formas de pago que pueda ofrecer el comercio con las tarjetas que acepta. Cuando piensan que están frente a un abuso, los consumidores deben guardar la factura, hacer la denuncia y nuestros inspectores van a verificar la situación”, finalizó Garzón Maceda. "No deberían"“Es un abuso, porque con la competencia que tienen con Paraguay, por ejemplo en artículos escolares, donde son comprados a precios competitivos, ofrecen la financiación que allá no es posible. Pero, como los libros de textos no se consiguen en Encarnación, no permiten la financiación. Si sucede, y esa es la razón y es abusivo”.Garzón Maceda relató a su vez algunas quejas similares formuladas en su oficina por consumidores que sintieron ser blanco de abuso en una conocida cadena de supermercados, donde, por un lado, les permiten comprar comida y financiarla en cuotas, pero no así con otros productos perdurables.“Todos los productos están dentro del mismo ambiente y por lo tanto no deberían poder discriminar entre un producto sí podés financiar y el otro no. Es un abuso y en definitiva el negocio no debería hacer ninguna excepción”, insistió.
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