En el pueblo lo conocen como “Lobizón”. Algunos también lo llaman “Casquito”. Lo único que se sabe de él es su nombre de pila: “Ramón”. En lo que hay total conocimiento es que el hombre se alimenta a base de carne de perros y vive en condiciones inhumanas, en medio de la basura y sus propios deshechos orgánicos. Pese a que, por sus peculiaridades, Ramón es como un personaje popular, lo cierto es que el Estado no le ofrece ningún tipo de contención ni asistencia. PRIMERA EDICIÓN visitó el barrio 20 de Junio, ubicado a unos 400 metros de la terminal de ómnibus y a unos 100 metros de la Cooperativa de Productores Yerbateros. Allí está la precaria vivienda de Ramón, una pequeña y podrida casilla de madera con sus paredes rotas, llena de basura. Aunque a simple vista pareciera más un contenedor de basura que una casa, los vecinos aseguran que Ramón utiliza el lugar para guardar sus cosas y también para dormir. El mal olor es muy fuerte y hay moscas por todos lados. El ambiente es asqueroso. Lo que se ve es aún más impactante: un hombre huraño incapaz de comunicarse, barbudo, muy sucio, delgado, de edad indefinida. Los huesos en torno a la casa y los restos de carne podrida dentro de una bolsa confirman lo que dicen sus vecinos: Ramón mata perros y se alimenta de ellos. Piden intervención del Estado Hace años que los vecinos denuncian la situación en la que sobrevive este hombre y piden a la Municipalidad de Jardín América que lo asista y lo lleve a una institución que pueda darle contención integral. Ante la falta de respuestas, algunos vecinos hicieron exposiciones policiales. Ya no saben dónde acudir para que los ayuden a enfrentar la situación: por obvias razones, casi todos las familias perdieron a sus perros. Y pese a que Ramón no mostró hasta el momento actitudes violentas, tienen miedo por la seguridad de sus hijos. “Es muy huraño, no habla con nadie, se aleja cuando ve a otras personas; muestra mucho rechazo hacia las mujeres… a veces lo escuchamos hablar solo, como enojado. La situación es desesperante y de todos los días, vemos cómo le corta el cuello a los perros y deja que la sangre chorree en un tarro de leche; después hace como una especie de oración. Cocina en una ollita la carne y se la come”, cuentan sus vecinos, entre ellos Diego Rigo, que vive a muy pocos metros del hombre y René Holoveski.Diego Rigo tiene tres hijos y, según confió, vive con miedo cuando sus hijos salen a jugar porque Ramón muestra su enojo cuando ve a los chicos. “No aguantamos el olor a podrido, no podemos sentarnos en el patio o en la vereda porque el aire es irrespirable. El hombre hace sus necesidades, guarda sus cosas y duerme en la misma casilla, sobre sus propias basuras. A simple vista, se nota que necesita atención médica y social, pero está abandonado como un animal salvaje”, aseguró. En su caso, ya se le desaparecieron dos perros, “hace pocos días trajo muchos perritos y mi nena vio como les cortaba el cuello, ponía la sangre en un tarro y después tomaba”. “Rescaté dos perritos”Este lunes, los vecinos del barrio 20 de Junio recibieron a una docente muy comprometida con las problemáticas sociales de la zona, Lucía Pérez, quien intentó hablar con Ramón y conocer su historia. “Muchas veces escuché que comía perros y vivía entre la basura, pero no siempre es cierto lo que se comenta. Por eso me acerqué a hablar con los vecinos y con Ramón. Al principio tuve miedo porque hacía gestos mostrando su malestar por mi presencia… agarró su bastón y pensé que me amenazaría, pero solo se alejó, en ningún momento se mostró violento. Me dio mucha pena la forma en que vive, su estado de extrema miseria y abandono. No sabemos dónde se guarece cuando llueve, creemos que duerme en medio de la basura que hay en su casa”, contó Lucía.La docente confirmó con sus propios ojos que Ramón come perros, “encontramos cráneos de perros de distintos tamaños… incluso encontré dos perritos en la casa y me los traje a mi casa para tratar de encontrarles dueño. No podía dejarlos porque sabía que se los iba a comer”, aseguró.
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