En esta época del año, cada vez que suena su teléfono, la directora de la escuela 835 queda con el corazón en la boca. No es para menos, ya que en los últimos siete años, el complejo en el que funcionan además otras cuatro instituciones, sufrió más de 70 robos e intrusiones. La noche del miércoles no fue la excepción. Laura Morínigo contó a PRIMERA EDICIÓN que con ayuda de los padres y los maestros se encargaron de soldar rejas en puertas y ventanas, cerrar todo para que en su sector al menos, le sea más difícil el ingreso de los vándalos. En esta oportunidad fue el Neni 2032 el que sufrió otra intromisión. Fue la segunda vez en poco más de un mes, ya que también lo habían hecho en Navidad. En esta oportunidad los “cacos” rompieron todo porque querían llevarse los aires acondicionados, pero afortunadamente, esta vez no pudieron en el intento. Tienen guardias, patrullaje de la seccional decimotercera por las noches, y a la mañana con vecinos y padres organizan un operativo de cuidado. Además las instituciones se turnan cada 15 días para el cuidado de todo el sector. “El problema es a la hora de la siesta, el momento que esperan los delincuentes para romper el tejido, entrar al playón y hacer el desastre de siempre”, comentó la directora. En la noche-madrugada del miércoles, gracias al operativo que tienen montado y al aviso de los vecinos, la policía llegó enseguida y frustró las intenciones de los “chompiras”. La epidemia de robos comenzó en 2010, con la inauguración y la mudanza de las instituciones al predio ubicado entre las avenidas Jauretche, Santa Cruz, Andresito y Vivanco. “Cuando nuestra escuela estaba en la chacra 252, en medio de una villa de emergencia, había un sentido de pertenencia de la gente del asentamiento con el colegio, todos cuidaban el edificio, desde 2003 al 2010 nunca sufrimos ningún robo”, relató.Pero cuando la escuela se mudó, se perdió esa solidaridad. Los ladrones que viven en esa zona no respetan nada y habitualmente usan como “coto de caza” ese predio. La directiva remarcó que desde que comenzaron los hurtos, hicieron un trabajo extenso con la supervisora, con los docentes y padres para montar una estrategia ante el delito. Por eso en las últimas horas pudieron frustrar un nuevo robo, aunque no así la intrusión y los destrozos. “Pero están constantemente molestándolos”, se quejó. Con dolor, comentó que en años anteriores les llevaron ventanas, puertas, ventiladores y debieron agudizar el ingenio para impedir que vuelvan a entrar. Destacó que entre padres y docentes vendieron pollos para juntar dinero para ayudar a “blindar” el edificio. “Fue un sacrificio de tiempo y dinero” para proteger a la escuela, comentó. Dijo también que pagan a alguien que se encarga de velar por la institución a la noche y cuando ve que llama ese número a su celular, su corazón se sobresalta porque es señal que otra vez pasó algo. Morínigo, contó que “se comenta” que son chicos del barrio los responsables y que hasta tal vez son mandados por adultos para que roben en la escuela. Respecto a los niños que van estudiar al lugar, dijo que hacen un trabajo de concientización, para que ellos aprendan que ese lugar es de ellos y que luego será de sus hijos. Finalmente comentó que el lunes, con la presencia de autoridades de Educación de la provincia van a inaugurar las actividades de la Escuela de Verano, para traer al barrio al colegio, vincular a la comunidad de la zona con la institución, para que los padres y los vecinos aprendan la importancia de la escuela y ayudar entre todos a cuidarla y contrarrestar la situación de vandalismo que sufren regularmente.
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