Micaela Guden tiene 19 años, es misionera pero vive desde chica en Corrientes. Siendo muy pequeña le diagnosticaron leucemia. Pasó años internada, tuvo recaídas pero pudo recuperarse. Con donaciones y su fe de esperanza espera retribuir a otros niños que padecen esta situación.Hasta los nueve años era como cualquier otra nena de su edad. Pero un día comenzó a sentirse mal y sus padres, preocupados, la llevaron al médico. Los exámenes anunciaron lo inesperado: tenía leucemia. Pudo salir de la enfermedad a los 15 aunque tuvo recaídas que a veces hicieron peligrar su fe, pero nunca lograron que la abandonara. Oriunda de Oberá, vivió desde pequeña en Corrientes, donde tenía sus amigas y su familia más cercana. Su larga estadía en el área de oncología del Hospital Pediátrico hicieron que sus seres queridos recorrieran los 410 kilómetros que separan su provincia natal de su ciudad adoptiva en esos largos días de internación.Hoy tiene 19 años y como secuela le quedó un problema en la cadera, "pero no es nada comparada a todo lo que pasé", contempla. En retrospectiva reconoce que “no fue fácil atravesar la enfermedad”. Más allá de los duros dolores físicos, sus efectos le significaron alejarse de sus amigas más cercanas y perder años de escuela, cosas que en la ingenuidad propia de la infancia son muy importantes.Retribuir desde la experienciaActualmente vive con su familia en Paso de la Patria y pasa sus horas enfocada en la preparación para ingresar a la carrera de Agronomía en la Universidad Nacional del Nordeste. Puede decir que, después de años enferma y recaídas difíciles de remontar, está siendo protagonista de su vida sin depender constantemente de médicos y remedios. La tarde de la víspera de Navidad pudo concretar un anhelo al que venía dándole vueltas hace tiempo: acercarse al área de Oncología del Hospital Pediátrico para ayudar y colaborar con los pequeños niños que debieron pasar internados esas fechas tan especiales.La acompañaron tres amigas y una maestra que había tenido en la primaria cuando cayó enferma. Junto a ellas logró reunir alimentos, ropa y juguetes para donar a los chicos que atraviesan esa situación que le es tan familiar. Habitación por habitación, charló con los niños y sus familias para compartirles un mensaje de esperanza: que "se puede salir, que hay muchas posibilidades".Fuente y Foto: diario <a href="https://www.ellitoral.com.ar/">El Litoral (Corrientes)</a>
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