Los labios son uno de los tejidos más sensibles del cuerpo. Carecen de células protectoras, glándulas sudoríparas, grasa, melanina y queratina. Muy vulnerables a los efectos del sol, pierden humedad y se resecan con facilidad. Son muy propensos a sufrir infecciones.Los labios son tan importantes y los usamos tan habitualmente que no solemos darnos cuenta ni tomar conciencia de las necesidad de cuidarlos.Como son uno de los tejidos más sensibles del cuerpo, los receptores táctiles y la conexión con la corteza somatosensorial son muy profusos, mucho más que otras partes.El control tan asombroso que tenemos de los labios, que nos permite besar, hablar o silbar, se debe precisamente a esas capas musculares, sencillas pero muy desarrolladas. Tanto, que han convertido una parte minúscula del rostro en una de las zonas más importantes de nuestra vida.El área rojiza recibe el nombre de rojo o bermellón de los labios, y debe su color característico a la abundancia de capilares sanguíneos bajo una capa de tejido epitelial transparente. ¡A cuidarlos!Es una zona de transición entre la piel queratinizada y la mucosa oral. Como no hay glándulas sebáceas ni sudoríparas, los labios deben humedecerse con saliva para evitar su resecamiento.La piel de los labios está perfectamente adaptada para recibir ciertos estímulos y proteger al organismo. Como es más delgada, ricamente irrigada e inervada, percibe mejor la temperatura, el gusto y la textura de los alimentos.La coloración rojiza proviene de los vasos sanguíneos subyacentes, motivo por el cual suelen sangrar tan fácilmente cuando se lesionan. El movimiento y apertura de los labios están condicionados por una serie de músculos controlados por el nervio facial. El más importante de ellos es uno de forma circular, denominado orbicular, que trabaja coordinadamente con la compleja red muscular del rostro, mandíbulas y parte superior del cuello.La función de los labios es facilitar la articulación y manipulación de los alimentos que llegan a la cavidad bucal, pero también participan de la vocalización, la expresión facial y la comunicación. Gracias a un esfínter polivalente pueden adoptar multitud de formas.Colabora: Alba BrandtCosmiatraEn [email protected]





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