Salimos desde Nueva Delhi, la capital de India, rumbo a Varanasi. La idea era visitar en invierno el Ganges, antes de que nos gane el verano, evitando todo lo que aumenta el calor.Llegamos de día, nos instalamos en la parte vieja, a cien metros del río Ganges o Ganga, como le llaman los hindúes. Luego de acomodarnos, fuimos a saludar a “las misioneras de la caridad”, la Congregación Religiosa que fundó la Madre Teresa de Calcuta.Caminamos por la orilla del río, el más sagrado en la religión hindú, entre turistas, sadhus, peregrinos, lisiados, vacas, monos, mujeres lavando la ropa en el río, hogueras que dejaban ver restos de cuerpos quemados y perros tratando de comer lo que quedaba entre las brasas, esta imagen es muy fuerte, verlos remover con sus patitas las maderas humeantes.En las escaleras, los mendigos sentados, esperando limosnas, y la caridad de los que pasamos delante de ellos.No puedo describir los olores que suben desde el río y se mezclan con los que bajan de la ciudad, es un entrevero que sacude el cerebro, incluso parece que lo duerme, hay momentos que los ojos se entrecierran, no sé si es por la falta de oxígeno, o por no ver tanto sufrimiento.Entre pasadizos, puertas pintadas de colores, dibujos de flores hechas con tiza sobre el piso, llegamos a la casa de las Misioneras de la Caridad.Pasamos de un portal, a un pasillo y entramos a la recepción, pequeña, sin ventanas, pintada de blanco con puertas marrones, iluminada con una bombilla, en el techo un ventilador que apenas movía el aire y lo mezclaba con los olores a cloroformo e incienso.Y de frente a la puerta principal, “el cuadro”, más que un cuadro lo llamaría el espejo que refleja el trabajo de “la santa de las cloacas”, como la conocen en India a la Madre Teresa.Este apodo se lo dieron en la India porque ella recogía a las personas enfermas que no tenían donde ir, personas moribundas, enfermos de lepra con parte de su cuerpo podrido, y más, para qué voy a extenderme en su obra si todos sabemos del trabajo de la madre Teresa.Las personas vemos lo que queremos ver, ¿por qué digo esto?, porque estaba mirando el cuadro, el almanaque a mi costado, fotos pegadas en un pizarrón, y pensaba “todo tiene un significado”.En esto entró un grupo de turistas, una de las señoras hizo un comentario sobre el cuadro, “esto está mal, muy mal, como van a tener pintado a Jesús meditando, envuelto como un hindú, Jesús , no es hindú, este cuadro confunde la fe católica”, dejó unas monedas y se fue.Quedé mirando el cuadro, repasé una a una las imágenes, los colores, las formas, el mensaje.Es un cuadro lleno de compasión, realidad, libertad, amor, es un mensaje claro de lo que hizo y quiere que se continúe haciendo “la Santa de las cloacas”, la Madre Teresa mística, guiada y protegida por Jesús que ofrece su bendición a cristianos, hindúes, ateos, musulmanes… Es un mensaje universal, ecuménico, de amor por todos los seres.No soy buena recordando pasajes evangélicos, pero este sí que lo tengo siempre presente:“Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”.Esta mujer católica, ¿lo recordaría?Mis ojos, mi alma interpretó un cuadro lleno de caridad, amor.No la conocí personalmente a la Madre Teresa, ni visité su casa de Calcuta, pero sí palpé su trabajo vivo en India. Decir trabajo vivo es lo mismo que decir, la brasa está prendida debajo de las cenizas.Te sugiero pintar tu propio cuadro en tu mente y contemplar cómo está tu empatía, tu caridad.No es necesario que te hagas misionero, o cuides enfermos, pero intenta pintarte como te ves colocando una moneda en la mano de quien te pide, sin preguntarte ¿para qué lo utilizará, o me corresponde a mí dar limosna, mantenerlos?CARIDAD….Paz y bien.Hasta la próxima semanaColabora: María Benetti MeiriñoAutora de libros y guía para meditación. [email protected]
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