La reciente reelección del ultra clossista Sergio Ferreyra al frente de Electricidad de Misiones Sociedad Anónima (Emsa) marca claramente que en el gobierno de la Renovación no importan los antecedentes negativos para seguir al frente de áreas sensibles del Estado. Si no, hay que mirar solamente los 500 millones en rojo que dejó el último período aprobado a libro cerrado. Ese no es un signo de buena administración de los recursos que miles de usuarios depositan en el Estado para tener un servicio al menos digno, un hecho abismalmente alejado de lo que hoy se ofrece a precios muy altos.Resulta lamentable además que figuras como Marcelo “Gran Cuñado” Sánchez (exintendente de Iguazú donde no lo recuerdan precisamente por ser un exitoso alcalde) integren el directorio de una empresa del Estado que atraviesa una de las peores crisis, producto de esa mala administración que llevaron adelante desde hace ya varios años, personajes como el mismo Ferreyra, al que se lo vuelve a colocar como mandamás de una caja millonaria producto del monopolio del servicio eléctrico.El cambio que los usuarios reclamaron en las plazas, con miles de firmas, que el mismo gobierno entendió que hacía falta por lo cual aceptó una “auditoría” que se desdibujó con el tiempo; terminó en saco roto, premiando a los mismos rechazados funcionarios para un nuevo mandato en Emsa.En el informe que se ofrece en la edición de hoy, queda claro que el gobierno provincial tuvo la oportunidad de cambiar, hasta de volver a empezar, colocando directivos eficientes, con experiencia y trayectoria en buenas gestiones. Sin embargo, por razones que solo la política pueden explicar, volvió a optar por un Ferreyra que sigue alejado de la buena imagen que necesita Emsa para cambiar la relación con los usuarios que siguen con bronca. Ferreyra sobrevive a otra gestión avalado por Maurice Closs, al igual que Eduardo “Balero” Torres. La Renovación tiene mejores personas, capaces, para poner al frente de los organismos. Hay tiempo para recalcular.
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