Hace apenas unos días, Milagros Julieta (9) volvió a caminar. Lo hizo con dificultad y, también, con algo de vergüenza. Las cicatrices que quedaron de aquella mañana son muchas. Ese 13 de febrero su vida cambió para siempre: <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/214111/triple-choque-suma-dos-muertos-en-miguel-lanus-van-47-en-2016-con-vi.html">en la denominada “Tragedia de Miguel Lanús”, perdió la vida Susana Prestes (41), su madre, y Oscar Meza (57). Otros seis heridos dan testimonio de la brutalidad del hecho.</a>Sin embargo, más allá de los obstáculos y del dolor que perdura en su corazón, Milagros logra salir adelante paso a paso. “No será fácil”, le dice a PRIMERA EDICIÓN su padre, Roberto Martínez, que asegura que las secuelas quedarán de por vida.La niña, que solía acompañar a su madre a “todos los sitios que iba” en el Ford Fiesta, junto a su caniche blanco, se volvió tímida, no quiere salir de la casa y habla bajo. No obstante, pese al dolor, día a día se levanta e intenta sonreír.A seis meses del siniestro vial, Roberto Martínez contó que “por dolor” debió mudarse de la vivienda donde vivía junto a Prestes, su esposa y propietaria de una radio FM en la localidad de Garupá. “Decidí salir de mi casa por los recuerdos, por la radio. Fueron muchos los cambios en nuestras vidas, el dolor no se va. Yo me fui de mi casa porque no podía resistir eso, me ahogaba en dolor y decidí mudarme con mi hija. A veces no tengo ganas de seguir, pero lo hago por Milagros, la dejaron sin madre y yo sigo por ella”.“Pensé que perdía a mi hija”Después del choque, Roberto Martínez se “instaló” en el Hospital de Pediatría de Posadas para cuidar de su pequeña hija, quien estuvo internada una veintena de días. Roberto la acompañó sin moverse del nosocomio y con el temor de que pudiera pasar lo peor.Esas primeras 72 horas fueron una pesadilla. “La primera vez que vi a Milagros en la camilla fue terrible. Mi hija estaba llena de tubos y el informe médico era el peor: pronóstico reservado. Pasamos 72 horas sin saber si se quedaba o no con nosotros”, recordó con angustia.La niña presentaba fracturas en pierna y traumatismo de tórax.“Ella se rompió la rodilla, tiene clavos y una quemadura en la pierna. Todas esas marcas le quedarán para siempre. Tenemos que hacerle una cirugía y vamos a ver cómo le va a quedar la piernita. El traumatólogo dice que, a medida que pase el tiempo, es posible que le quede más cortita. Renguea y tiene que tratar de caminar más pero tiene miedo, todavía tiene la costumbre de la muleta”, detalló sobre su hija que, encima, todos los días debe asistir sin falta a las sesiones de kinesiología. No obstante, verla avanzar paso a paso, día a día, le renueva el espíritu y le permite soñar en que todo es posible más allá de la angustia.“Ella retomó la escuela hace poco, pero estuvo dos meses sin asistir. Está en cuarto grado y hay días que no quiere ir al colegio. Yo le insisto, buscó todos los medios para que vuelva a tener una vida normal y olvide, poco a poco, lo que pasó”, se lamenta Martínez, que pese a todo confía en el porvenir.Un tema que no se habla Las reuniones familiares en casa de Roberto se volvieron constantes. Es que la familia intenta ayudar a Milagros y a su padre. “Es muy difícil superar esto, porque uno nunca se imagina que puede suceder algo así. Tocamos el tema, duele, y evitamos hablarlo, pero de esa forma tratamos de sobrellevarlo. Sólo el tiempo cura heridas, pero a mí destruyó completamente”, sentenció Roberto.Martínez lleva la carga a flor de piel. Por eso, cuando se le pregunta qué cambió después del trágico desenlace, se queda callado.?No responde.?En realidad, lo hace de otra manera. Mira al cielo, busca a su hija con la mirada, suspira y llora. Luego pide disculpas y va por un vaso de agua.Recién después se animará a expresar en palabras todo lo anterior: “este hecho me cambió todo, tuve que cambiar de casa. Yo a veces no tengo ganas de seguir, pero lo hago por mi hija”, repite. Es ella, Milagros, la razón por la que seguir viviendo pese a todo. Y ella, un paso detrás de otro, le da las fuerzas que necesita para no decaer. Es ese el resultado de una tragedia. Esa es la historia que no se ve, la que se esconde detrás de las víctimas.“Que no cambien la carátula”La colisión que acabó con la vida de Prestes y Meza tuvo lugar cerca de las 10.30 del 13 de febrero, sobre la avenida Tulo Llamosas (exruta nacional 12), frente a la Estación de Transferencias.En ese lugar, el Ford Fiesta en que circulaban Prestes, Meza y Milagros fue embestido de frente por un VW Vento al mando de Gastón Brunner.?La fuerza del impacto llevó al Fiesta a chocar con otro automóvil.Brunner fue imputado por “doble homicidio por dolo eventual”. Para el juez de la causa, Carlos Giménez, el conductor se representó el peligro que conllevaba dirigir el vehículo en condiciones no aptas pero, así y todo, continuó atrás del volante.“Pedimos que no se modifique la carátula y que sea un ejemplo. Queremos que el juez se ponga firme y que quede grabado en nuestra Justicia que tenemos un magistrado que tomó las medidas del caso”, pidió Martínez ante el micrófono de este Diario.
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