El uso indebido de sustancias está instalado en la sociedad y es en conjunto, desde todos los organismos, que deben implementarse las herramientas para que no siga avanzando. El Rotary Club de Montecarlo asumió este compromiso y bajo la premisa de que “lo que bien se aprende, jamás se olvida”, tal como reza el refrán popular, trabajan en un ambicioso proyecto que propone que la temática se instale como una asignatura más en la currícula de las escuelas primarias. Que deje de ser un tema que se aborda en forma transversal y pase a ser una materia más. Durante los últimos días la Zona Norte de la provincia estuvo en las primeras planas por este flagelo: el pasado 22 de junio docentes y autoridades del Bachillerato Provincial 44 de Gobernador Roca detectaron que un alumno tenía en su poder un total de 478 gramos de marihuana. Así lo constataron efectivos de Toxicomanía junto a personal del Escuadrón San Ignacio de Gendarmería Nacional. Más recientemente, el martes pasado, el padre de un alumno de séptimo grado de la Escuela 254 de Montecarlo se presentó en el establecimiento para contar que su hijo llegó a la casa con una bolsita de esta misma sustancia en la mochila. Entonces, la presidente de la organización, Patricia Weber, explicó a PRIMERA EDICIÓN que desde el año pasado están abocados a este trabajo para evitar que hechos de esta naturaleza vuelvan a repetirse.Carlos Weber, miembro del Rotary Montecarlo e ideólogo del proyecto, relató que se basa en que “lo que aprende el niño no se lo olvida. La charla es uno de los métodos de concientización más utilizados pero son impactos del momento, que pasan efímeramente. Por esa razón lo que proponemos es incorporar el tema a la currícula escolar desde el nivel primario, que a partir de cuarto, quinto o sexto grado sea una asignatura, como lo son historia o geografía, en la que el chico tenga que estudiar, rendir y aprobar”.Una carrera específicaWeber hizo hincapié en que esta materia debe ser abordada por docentes capacitados a partir de una carrera específica, puesto que “deben estar muy bien preparados en psicología, anatomía, en todo lo que abarca esta problemática ya que se trata de tema muy escabroso, delicado y con niños, con los que deben evitarse malas experiencias”. Según el impulsor del proyecto en España se alcanzó el efecto contrario porque “más que conciencia generaron interés por probar”. Basándose en eso, recomendó que la cátedra sea encarada por un profesor, no por el maestro de grado.Una realidad que está a la vista“Como sociedad no tenemos idea de la magnitud que está alcanzado esta problemática, no podemos detenernos a mirar cómo nuestros hijos y nietos caen como pajaritos chumbeados por la droga”, enfatizó el rotario. “Uno le pregunta a los chicos y cuentan que en el boliche la droga corre como agua. Ya se encontró marihuana en una mochila de un niño de primaria, al pasar por las instalaciones de otra escuela se puede percibir el olor a marihuana. La sociedad no tiene idea de hasta donde llegó la metástasis. No podemos magnificar el problema, entonces consideramos que nuestra función es enseñarle al niño desde la escuela primaria, porque es lo va a recordar en la adolescencia”.Para graficar, Weber comparó con la bomba de Hiroshima que “mató a 160 mil personas. En la fiesta en Buenos Aires había 20 mil invitados, de los cuales entre 14 y 15 mil estaban drogados. Esto quiere decir que la décima parte de los muertos en Hiroshima estaban drogados un sábado y así volverán a estar el próximo y el siguiente”.Además, aún no se tiene noción de los “daños colaterales que dejan las drogas sintéticas. De la cocaína y la marihuana algo se sabe, pero poco se sabe de las que están apareciendo, como la famosa ‘Superman’. Tienen componentes de los que se desconocen los efectos”, señaló.“Estamos reuniendo firmas y trabajando con la Municipalidad. El proyecto fue declarado de interés municipal, y permitirá que se originen las herramientas necesarias. Es un trabajo muy grande, una carrera nueva que hay que incluir dentro de la enseñanza. Hará falta financiación y mucha dedicación”, entendió Weber y auguró que “si empezamos ya, los primeros docentes estarían egresando dentro de diez años. Si bien el problema ya está o, mejor dicho ya fue, debe comenzarse”.
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