POSADAS. “Si hoy volviera el tiempo atrás y tuviera de nuevo 19 años y me dan a elegir seguir el camino de la vida normal, sin enfermedad, o el camino que pasé con el diagnóstico del cáncer, yo elegiría de nuevo el camino que viví porque me cambió la vida”, sostiene con convicción Alejandro Stahoski (28), líder de “Misioneros hasta la médula” (MHM). Pero, ¿por qué alguien habría de elegir el camino de la enfermedad y no el de la salud? Muchas de esas respuestas estarán en el libro que escribe este joven para contar su experiencia de vida, estos años de lucha contra el Linfoma de Hodgkin (cáncer del sistema linfático), atravesando dos trasplantes de médula ósea, cuatro meses de internación en aislamiento en Buenos Aires y más de cincuenta aplicaciones de quimioterapia.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN Alejandro compartió reflexiones y explicó cómo la actitud positiva se ha convertido en el arma con que libró y sigue librando la batalla contra este cáncer. Hoy se prepara para participar por primera vez en los Juegos Nacionales de Deportistas Trasplantados que comienzan el 21 de este mes en Mendoza. En esta etapa clasificatoria para el 20º mundial que será en agosto en Mar del Plata, Alejandro competirá en 100 metros, maratón cinco kilómetros, bowling y ping pong single y doble con Matías Negrete, otro de los cuatro deportistas misioneros que participarán en tierras mendocinas.Deporte con corazónLa pasión de Alejando por los deportes, y por el fútbol con amigos en particular, se ha fortalecido luego de que la vida le mostró todo lo que tenía y todo lo que podría llegar a perder. Y sus aspiraciones no se limitan al deporte: logró culminar la tecnicatura y luego la licenciatura en Comercio Internacional, que había tenido que abandonar cuando comenzó al enfermedad. También se formó para ser Agente de propaganda médica (lo que antes se conocía como visitador médico) y a fines de 2014 se recibió de Especialista en Gastronomía y Alta Cocina en el IGA, que vino a coronar el título de chef que obtuvo un par de años atrás. Tiene un emprendimiento gastronómico, prepara viandas saludables y especialidades en repostería y este año junto a su novia Yésica Cristín -encargada de la comunicación de MHM- prepararon más de 300 huevos de Pascua. Casi diez años, dos trasplantesA los 19 años, le diagnosticaron cáncer. Shokeado por la noticia inesperada fue afrontando día a día, pinchazo a pinchazo las batallas de una guerra. Desde 2006 a 2008 Alejandro recibió tratamiento de quimioterapia en el Hospital Naval de Buenos Aires y ese año, le realizaron un autotrasplante de médula, es decir que se utiliza su propia médula. En el 95% de los casos funciona y la enfermedad se erradica. Pero no fue su caso: de los 65 ganglios infectados que tenía, quedaron cinco en la parte superior de la columna. En 2010 tuvo una recaída y los médicos comenzaron a planificar un segundo trasplante que requería de un donante.La médula de Germán, hermano mayor de Ale era 100% compatible. “Recién ahí me di cuenta de la suerte que tuve porque tenía el donante en casa, mi hermano, que me salvó la vida y doy gracias a Dios”, resume quien fue trasplantado por segunda vez en 2012. Según las estadísticas mundiales, la compatibilidad es de uno de cada cuatro hermanos. “Yo tengo dos hermanos y uno es compatible, pero hay casos que son siete hermanos y ninguno es compatible”, contó el joven que ha rastreado información sobre tratamientos, medicación, estadísticas del Incucai y otros organismos internacionales y hoy afirma que “estar bien informado fue una de las mejores armas para afrontar el cáncer, averigüé cada nombre de las drogas para saber cómo me iban a afectar, cuando se habló de trasplante, me puse a investigar”.Espacios de encuentroEn noviembre de 2012 Alejandro tomó la posta como coordinador de MHM, colectivo que promueve la donación de médula, para lograr que día a día el registro de donantes crezca y con él, las chances de que las personas que requieren un trasplante consigan donante compatible. Desde este espacio han realizado numerosas campañas junto al Banco de Sangre de Misiones. Asimismo, ha recorrido escuelas y otras instituciones dando charlas para concientizar sobre la importancia de la donación de sangre, de médula y de órganos y también para incentivar la reflexión sobre la vida y la salud. Ha conocido a Gastón Vancsik y Facundo Kurtz, dos obereños a los que detectaron leucemia y se están recuperando tras largos días de internación en Buenos Aires. “2014 ha sido un año muy duro, muchos amigos se han ido”, indicó en relación a Denis Gómez, basquetbolista que falleció por leucemia en agosto y Tiago (7) que luchó desde el año y medio contra la misma patología hasta que su cuerpo dijo basta. “Uno hace lo que puede con lo que tiene”, sostiene Ale, quien busca acompañar a las personas y sus familias en la etapa inicial, cuando recién son diagnosticados, que “son momentos muy difíciles, parece que el mundo se viene abajo”. “Hay un tabú de que el cáncer es sinónimo de muerte, pero hoy más del 80% son curables. Y gran parte de la cura comienza en la cabeza de uno mismo”, agregó quien entiende que “si tuve que atravesar dos trasplantes, tuve varias recaídas y estoy estable pero aún no puedo decir que esté curado, es porque me ha quedado algo por aprender y estoy dispuesto a afrontar el desafío”. Un sueño: que la ley funcioneDoce años pasaron desde la creación de Registro Nacional de Donantes de Médula. Sin dudas ha sido un gran paso. Pero hay mucho por hacer aún. “Un gran sueño es que se reglamente la Ley Nacional del Paciente Trasplantado, que fue sancionada en diciembre de 2013 -se promulgó hace un año- pero no se reglamentó”, dijo Ale. La norma establece acompañamiento pre y pos trasplante, estrategias de inclusión laboral para las personas trasplantadas, por ejemplo reduciendo en un 70% los aportes a las empresas que los contraten, acceso a viviendas, transporte público gratuito, pensión, entre otros. “Esta ley brindaría una inclusión real a las personas trasplantadas”, dijo Ale quien hoy y dado que esto aún no se cumple debe permanece
r ante la ley como discapacitado, cosa que no le permite trabajar ni con relación de dependencia ni como monotributista. Mensaje de vida“La cura está en vos” es uno de los slogan de MHM. Tres sentidos guarda esta frase: las personas sanas pueden ser donantes y ayudar a que otra persona se cure; las personas con cáncer pueden encontrar parte de la cura en sí mismas (“en la cabeza”, dice Stahoski); y por último, las personas sanas pueden encontrar en sí mismas la paz para sanarse en esas ocasiones en que estén angustiadas. “Vida hay una sola y pasa demasiado rápido como para no vivirla”, recalca el joven. Para preservar la salud recomendó “hacerse chequeos, análisis de sangre cada seis meses o una vez al año. Es sólo un pinchazo. Yo me hacía análisis tres veces por semana, eso sí que es incómodo”, comparó Stahoski.





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