POSADAS. Ramón Ayala es una celebridad que resiste las más diversas clasificaciones. Es compositor, autor e intérprete. Es pintor -artista plástico- “de trazo realista y a la vez desaforado, entre el paisajismo vernáculo y el cubismo”. Es inventor de ritmos y guitarrista intuitivo y por demás original, con guitarrones que parecen fabricados a su medida. Es maestro del rasguido doble y la galopa, así como narrador de historias que ondean entre el énfasis megalómano y la discreción etnográfica y, por si fuera poco, con todo este currículum, representa a la tierra colorada, por eso no se podía dejar pasar la oportunidad para rendirle un verdadero homenaje.Así fue que el domingo por la noche, en la Casa Paraguaya, los Trabajadores de la Cultura misionera lo agasajaron con una velada que contó con la participación de excelentes artistas, entre ellos, Vanessa Avellaneda, máximo exponente del canto provincial en este momento, quien interpretó “Misionero y guaraní”, de Alcibíades Alarcón; el cuarteto regional La Rosca, así como los exitosos bailarines Matías Bogado y Alejandra Arancio, ganadores recientes del Festival Nacional del Malambo (2014).“La verdad, fue una noche única, Ramón es re humilde y eso sólo es de los grandes músicos de lujo. Recalcó mi voz y dijo que si me invitaba a cantar él no lo podría hacer. “Se sacó fotos hasta en la cocina, se fue como a las 4, porque se quedó compartiendo con cada invitado. La verdad, una noche de lujo, mucha gente que aportó una atención bárbara, que pensó en cada detalle” para que nada quedara librado al azar”, contó la “alondra” misionera a PRIMERA EDICIÓN.Es que este hombre, “litoraleño hasta la médula, que compuso para la eternidad canciones como ‘El cosechero’ y ‘El mensú’, himnos de la Argentina profunda que han ido atravesando generaciones sin perder un gramo de emoción”, sin duda, lleva en su ser a un cronista de la selva misionera, de sus paisajes, de su gente y sus dolores y, como tal, se entregó a los presentes con anécdotas, chistes, cantos y, obviamente, también bailó el gualambao.Este evento, de carácter histórico, cuya “justificación más profunda radica en el hecho de que don Ramón merece que el reconocimiento de sus pares sea realizado hoy, y no mañana”, tal como explicara Alejandro Kowalski oportunamente, se llevó a cabo de manera totalmente desinteresada, con escasos recursos materiales y el aporte de todos los campos de la cultura, entre ellos, el teatro, la música, danza, literatura. También en el Teatro LíricoEl Mensú compartió cada segundo de su paso por la tierra colorada con su público misionero, así fue que el viernes pasado derramó su poesía en la primera jornada del cierre de “Música en Argentina. 200 Años”. Como un buen vino, a Ramón los años le caen cada vez mejor. Inmerso en una merecida maratón mediática luego de que el reconocimiento a nivel nacional le llegara de la mano del documental rodado por Marcos López, se convirtió en un ícono.Pero el viernes el Mensú arrebató los corazones femeninos con un inicio romántico, que fue desde “Mi pequeño amor” a esa oda a las Cataratas que versa… “Y en el güembé un picaflor, preso en tu embrujo de humedad y en el latir del corazón…” síntesis de pasión a la tierra colorada, para más tarde compartir el escenario con Cacho Bernal, Pico Nuñez y Leandro Yahni. Próximamente, en “El Ateneo”Ramón Ayala presentará, junto a Los Nuñez, su último disco, “Cosechero”, en el marco de un concierto que ofrecerá el sábado 17 de mayo, a las 21, en el ND Ateneo.“Cosechero” incluye temas que ya forman parte del acervo cultural, como “El cosechero”, “El mensú” y “Posadeña linda”, entre otros, así como el inédito “Señor de los campos”.Con idea y producción de Javier Tenenbaum, el disco es un trabajo cuidado que cuenta con la participación de Juan Núñez, en bandoneón; Marcos Núñez, en guitarra; Facundo Guevara, en percusión, y Juan Pablo Navarro, en contrabajo.
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