APÓSTOLES. Desde hace un año y tres meses funciona en el barrio Chezny de esta ciudad el merendero “El Hornero”, obra y esfuerzo de un grupo de vecinos solidarios; al que un promedio de cien chicos acude los martes y jueves por la tarde en busca de una exquisita merienda (por la cantidad de alimentos con la que cuentan no pueden abrir diariamente, aunque ese es uno de los sueños latentes).El conglomerado es uno de los más humildes de la zona, se encuentra en proceso de urbanización, y contiene a más de medio millar de familias en 22 hectáreas. Además, desde el merendero se brindan talleres de alfabetización y capacitaciones totalmente gratuitos. Días atrás, PRIMERA EDICIÓN acudió para conocer la historia y el trajinar cotidiano de los vecinos para mantener en pie este espacio de ayuda. La noble idea de ayudarEduardo García (29) y Andrea Aranda (36) vivían en Avellaneda (Buenos Aires) y arribaron a Apóstoles en 2008 -junto a cuatro hijos- persiguiendo el sueño de una vida más tranquila, sin la presión asfixiante de la gran ciudad. Tenían parientes en Apóstoles y así fue como llegaron al barrio Chezny, donde levantaron una casa de madera. Pronto adquirieron un viejo camión, con el cual empezaron a trabajar haciendo fletes de leña, yerba mate y mudanzas.Una vez instalados en la ciudad debieron cargar con un pesado estigma propiciado por un rumor infundado -y jamás corroborado- que afectó a muchas familias humildes que eligieron Misiones, provenientes de la capital del país, aquello de que “están viniendo de la villa 31 enviados por el Gobierno”. Pero no permitieron que los rumores les hagan bajar los brazos, entonces Andrea comenta que “notamos que acá mucha gente trabaja en la tarefa, en las changas, y muchos temporariamente se quedan sin trabajo varios meses, sobre todo en época de interzafra. Este es un barrio de obreros, donde los camiones vienen a buscar a los trabajadores a la madrugada. Pero en épocas en que escasea el trabajo se siente mucho la necesidad, hay chicos que no pueden alimentarse debidamente. Por eso surgió el merendero, por la idea de ayudar”. Un lugar para todos“El Hornero” comenzó a funcionar en febrero de 2012. Eduardo cuenta que “nosotros en Buenos Aires pertenecíamos al Frente de Organizaciones Sociales. A ellos le comentamos nuestra idea solidaria y nos enviaron chapas, nosotros nos arreglamos con los tirantes y las maderas para poder armar un espacio”. Angie (17), una de las colaboradoras, recuerda que “estábamos en un bañado, se inundaba siempre y había días en que teníamos que servir la merienda afuera. De a poco se empezó a llenar de chicos”.Para llevar adelante el merendero se cuenta con la donación bimensual de mil kilos de alimentos por parte del Frente de Organizaciones Sociales, con sede en Buenos Aires. “Abrimos los martes y jueves, además damos una ayuda con bolsones a los compañeros que necesitan llevar a sus casas, para quienes están sin trabajo sobre todo”, explican.“La mayoría de los niños que acude son menores de diez años y colaboran madres cocinando, somos un grupo fijo de doce personas, más algunas que se suman cuando sus tiempos lo permiten”, indicó Andrea. Desde hace dos meses el municipio está colaborando con 24 cajas de leche, 6 kilos de azúcar, 6 kilos de grasa y 20 kilos de harina y chocolatada. “Hicimos varios pedidos a la Municipalidad desde que abrimos, al principio no logramos ayuda, pero ahora está colaborando. En cambio de la Provincia no hemos tenido respuesta pese a múltiples pedidos formales a Desarrollo Social. Y para pagar el flete del envío que nos hacen de Buenos Aires ponemos todos de nuestro bolsillo”, contó Eduardo. “Por merienda se utilizan cinco kilos de harina y cuatro cajas de 800 gramos de leche, por eso no podemos hacer todo lo que quisiéramos, y hay veces que algunos chicos llegan tarde y ya no queda más, o que se quedan con ganas de comer más”, reflejó Angie. Alfabetización y talleresEl proyecto del merendero expandió sus horizontes hacia iniciativas comunitarias que vienen a cubrir necesidades básicas de muchos vecinos, como el taller de alfabetización, a cargo de Juan (24), un joven que decidió utilizar el espacio para enseñar a leer y escribir a quienes no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela. También ofrece talleres de artesanías y teatro, que ya cuentan con buena concurrencia. “Estamos convocando a gente que quiera venir a dar una mano, hemos recibido donaciones importantes, como una computadora, así que pronto se sumarán más cursos y apoyo escolar”, mencionó Eduardo.“Estamos necesitando ollas, tazas, harina, aceite o grasa, materiales para hacer el piso y que los chicos estén más cómodos que en la tierra, en fin, cualquier ayuda es bienvenida, ya que nuestro objetivo es poder dar la merienda al menos toda la semana”. Para colaborar llamar a (03758) 15405361 o 15413842.





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