APÓSTOLES. Hija de ucranianos, Julia Isabel Pauluk de Kosinski (77) nació en Apóstoles y cursó sus estudios primarios en la Escuela 22. Continuó la educación secundaria en la Normal Mixta de Posadas y al recibirse de maestra se fue a vivir a Buenos Aires para estudiar Obstetricia en la Facultad de Medicina de la UBA. Se recibió en enero de 1959 y regresó ese mismo año a su tierra natal, dónde se ofreció a trabajar en el hospital público. Durante cuarenta años fue la única obstétrica que tuvo el sistema de salud pública en la zona y protagonizó más de 10 mil partos.Por ello, el próximo martes 30, en el marco del Festival del Trabajador organizado por la comisión vecinal del barrio Comandante Andresito, doña Julia recibirá una distinción especial por su contribución social y sanitaria al pueblo de Apóstoles. PRIMERA EDICIÓN acudió a la casa de Julia para conocer algo más de su historia y su sensación ante el reconocimiento que está por recibir.¿Recuerda cuál fue su primer parto en Apóstoles?Sí, la primera vez que tuve a mi cargo un parto en el hospital de Apóstoles fue el 30 de octubre de 1959, recuerdo que nació un varón, la madre era la esposa de un militar. Un parto natural hermoso. Fue especial porque si bien yo había practicado en el hospital de Avellaneda antes de volverme a Misiones, éste fue el primero en mi ciudad. Recuerdo que ni bien volví fui a ver al director del hospital y me ofreció empezar a trabajar ad honórem. Así empezó una carrera que duró cuarenta años.¿Cómo se trabajaba en aquellos tiempos?Se trabajaba muchísimo, porque venía gente de toda la zona, además de Apóstoles, de San José, Azara, Tres Capones, Concepción… Había días que hacía seis o siete partos, la verdad es que poníamos lo mejor de nosotros para poder satisfacer las necesidades de la población, que en ese entonces eran muchísimas. Antes de mi llegada las enfermeras asistían los partos, después, todos los partos pasaban por mis manos. Yo no tenía horarios, muchas veces amanecía en el hospital.¿Tiene idea de cuántos partos llegó a asistir?La verdad es que resulta imposible saberlo a ciencia cierta. Hay un señor conocido que hizo un cálculo estimado y me dijo que fueron más de 10 mil. El promedio era de diez por semana, algunas más, otras menos, así que habría que calcular en cuarenta años y se puede tener una idea. También hice muchos partos en mi domicilio, durante mucho tiempo habilité una maternidad aquí, donde venían a dar luz madres de toda la zona. Cuando cumplí 65 años me jubilé y dejé todo.Se debe cruzar a diario con personas a las que usted ayudó a nacer.Sí, es muy frecuente. Recibo muchos saludos de padres e hijos que se acuerdan, por lo general toda la gente es muy agradecida y cada vez que me ven me lo hacen saber. Me dicen cosas como “usted me trajo al mundo” o “nací en sus manos”, y me agradecen siempre. Eso es muy lindo, le da sentido a esta vocación que tuve. Le cuento una anécdota. Hace poco fui a una casa de limpieza a comprar unos productos. Me atiende un muchacho, me cobra y me pregunta si tengo monedas. Le digo que sí y le pago justo. Y me dice “entonces, doblemente gracias”. “¿Por qué doblemente?” le pregunto. “Por el cambio y por haberme sacado de la panza de mi mamá”.Ha pasado, de madres que llegaron en un estado en el que ya no se podía salvar al bebé. La verdad que es muy duro cuando eso pasa, una queda muy apenada, pero por suerte fueron poquísimas veces y siempre tuve la contención de Dios y la familia para sobreponerme.¿Qué siente al saber que será reconocida por la comunidad?Una emoción y una alegría muy grandes. Nunca me habían dado una distinción y no es que lo esperaba, pero es lindo saber que el pueblo valora lo que una hizo toda su vida, porque el trabajo mío fue de entrega total y sacrificio por los demás. Y lo hice con mucha alegría. Así que me siento agradecida y ese día será muy especial.





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