CARACAS, Venezuela (AFP-NA). Sin el carisma que protegió a Hugo Chávez de las fallas de su gestión, el presidente interino Nicolás Maduro debió encarar el problema de inseguridad en Venezuela, prometiendo devolver la paz si gana las presidenciales del 14 de abril, pese a que el aumento de los homicidios ha seguido imparable en catorce años de chavismo.Desde que inscribió su candidatura electoral, el 11 de marzo, Maduro ha planteado “liberar” a Venezuela de la “violencia, criminalidad y los delitos”, que considera herencias del capitalismo -al igual que lo hacía Chávez- y convertirse en el “presidente de la seguridad y la paz”.“El 15 de abril, ya ratificado (como presidente) por este pueblo, yo asumo este tema de la vida, del combate a la criminalidad como el tema principal, central, focalizado de todo lo que hagamos”, prometió ayer al proponer crear un plan de trabajo para los 79 municipios con mayor nivel de criminalidad.Maduro abordó frontalmente un problema que el fallecido mandatario rara vez mencionó en momentos electorales y uno de los que más le costó combatir.El Gobierno admitió este mes que en 2012 los homicidios en un país con cerca de 29 millones de habitantes, subieron a 16 mil, casi un 14% más que el año anterior, lo que a su vez elevó la tasa de 48 a 54 asesinatos por cada 100 mil habitantes, un récord en Sudamérica.Según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), en 1998, cuando Chávez ganó por primera vez las elecciones, se registraron 4.500 asesinatos.El politólogo Ángel Álvarez consideró que Maduro, presidente interino, “está obligado” a afrontar la inseguridad porque no tiene el “enorme carisma” del fallecido.
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