La preocupación por el avance de las apuestas online volvió a instalarse con fuerza en Misiones a partir del caso de una mujer de Eldorado que reconoció haber gastado alrededor de 17 millones de pesos en el casino, dinero que estaba destinado a cubrir los costos de la fiesta de recepción de los estudiantes (su hija y sus compañeros) de la Escuela de Comercio Nº 19.
Tras conocerse el hecho, se abrió un fuerte debate social sobre los límites de las plataformas de juego, la responsabilidad individual y el abordaje de esta problemática como una cuestión de salud mental.
“No toda conducta de juego es ludopatía, pero hay señales de alerta que no deben ignorarse”, apuntó la psicóloga Marisa Seewald, integrante del Programa Juego Responsable del Iplyc.
El juego patológico no puede diagnosticarse a la ligera. La enfermedad “silenciosa”, porque muchas veces cuando se detecta ya los daños económicos, emocionales y mentales ya se concretaron, dejan señales de alerta que la persona que la padece, familiares o amigos pueden advertir.
En comunicación con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, Seewald confió que “cuando hablamos de ludopatía, hablamos de una enfermedad ya desarrollada”. Técnicamente, explicó, el manual diagnóstico la define como “juego patológico”. “Es una enfermedad donde la persona ya tiene una adicción propiamente dicha al juego de apuestas”, subrayó.
En este marco, la psicóloga resaltó que no puede afirmarse que una persona sea ludópata sin conocer su historia, su contexto y la evolución de su conducta de juego. “No podemos asegurar que una persona tenga un juego patológico desarrollado si no conocemos su vida personal, desde cuándo viene con esa conducta y cómo la lleva”.

Síntomas y señales de alerta
Primeramente, como toda enfermedad, la ludopatía presenta síntomas que afectan los vínculos y el entorno de quien la padece. Entre ellos, la entrevistada resaltó la imposibilidad de poner límites, el malestar emocional, la ansiedad y la compulsión. “Cuando una persona dice ‘no voy a jugar más’, pero igual lo hace, aunque sea plata destinada a pagar la luz o necesidades básicas, ahí hay una señal”, explicó. También alertó sobre el pensamiento recurrente de “recuperar lo perdido” como un indicador clave: “esa idea no tiene lógica, porque el juego de apuestas depende de la suerte”.
Otro signo frecuente es el abandono de actividades cotidianas o placenteras: “estar en una reunión familiar y no poder dejar de pensar en el juego, buscar todo el tiempo momentos para apostar”. Las deudas, agregó, suelen ser otro síntoma temprano.
La especialista remarcó que el desarrollo del juego patológico es progresivo y muchas veces pasa desapercibido, sobre todo porque se trata de una conducta socialmente extendida. “Muchos juegan, muchos usan el celular, muchos apuestan. Entonces uno se pregunta: ‘¿será que tengo un problema?’”, señaló.
Según los manuales diagnósticos, los indicadores deben mantenerse en el tiempo, aunque aclaró que cada caso depende de múltiples factores: frecuencia de juego, contexto emocional, exposición y posibles problemáticas previas. “A veces el juego se convierte en una vía de escape”, explicó.
Enfermedad y responsabilidad
Consultada sobre los casos en los que el juego involucra dinero ajeno, como el caso de Eldorado, la profesional pidió extrema cautela. “Si hablamos de una enfermedad, no podemos asegurarla sin diagnóstico. Y hay que tener cuidado con el estigma”, expresó.
“No es que una persona con una enfermedad quiera dañar a otra. Eso no quita que haya personas afectadas y que la Justicia tenga que intervenir”, aclaró.
En ese sentido, sostuvo que el abordaje debe ser integral: tratamiento terapéutico para la persona involucrada y proceso judicial para esclarecer responsabilidades. “La única salida cuando hay un problema de consumo es el tratamiento”, concluyó, insistiendo en la importancia de pedir ayuda a tiempo para evitar que el juego derive en una ludopatía instalada.
La preocupación surgió a partir del reciente caso y la posibilidad de que una persona haya perdido 17 millones de pesos en apuestas. “No sabemos cómo fue: si fue en una sola vez, si fue progresivo, si la persona fue jugando de a poco intentando recuperar lo perdido, si ya había deudas previas”, explicó. Y agregó que muchas veces lo que impacta es el resultado final, pero no el proceso: “a veces no es mucha plata en un solo juego, sino pequeñas cantidades repetidas en el tiempo, hasta que se va de las manos”.
Según indicó, cuando aparecen los primeros síntomas del problema con el juego, la persona deja de registrar las pérdidas: “lo ve como mínimo y piensa ‘en la próxima recupero’, y ahí es donde empieza la compulsión”.

En esta línea, se consultó a Seewald sobre los controles existentes, Marisa señaló que en los sitios legales existen herramientas de autolimitación, tanto de dinero como de tiempo. Sin embargo, advirtió que eso no siempre alcanza, ya que muchas veces las personas acceden a sitio ilegales, no habilitados en la provincia, donde no se ponen límites.
Otra alternativa es la autoexclusión definitiva de la cuenta del cliente, ya sea online o física. Como lo dice la palabra, es un trámite voluntario que debe hacer la persona que lo padece.
“El juego de apuestas es una actividad con características adictivas, por eso hay que tener mucho cuidado”, remarcó. Las apuestas deben pensarse únicamente como entretenimiento: “es como pagar una entrada a un parque de diversiones; cuando te bajás del juego no te devuelven la plata”. La diferencia, aclaró, es que en las apuestas existe la ilusión de ganar: “es una posibilidad, no una certeza. Depende totalmente del azar, no es una forma segura de ganar dinero”, remarcó.
Recomendaciones para prevenir
- Poner límites claros de tiempo y dinero.
- Apostar solo dinero que no afecte la economía personal.
- No usar plata destinada a gastos esenciales.
- Estar atentos al malestar emocional, la ansiedad y la compulsión.
“Si no puedo controlarlo y empiezo a tener problemas, lo mejor es cortar la actividad y pedir ayuda”, sostuvo. Y agregó que muchas veces no es la persona quien lo detecta primero, sino un familiar o alguien cercano. “Lo importante es acompañar y buscar ayuda”, sumó.
En ese marco, recordó que el programa cuenta con una línea de contacto directa por WhatsApp que funciona las 24 horas, atendida por profesionales al 3764 683173. También, el equipo atiende de manera presencial en calle Félix de Azara, en el edificio del Iplyc Conference, segundo piso, de lunes a sábado de 7 a 13 horas. “Estamos para acompañar en estos procesos”, aseguró.







