El anuncio del Banco Central de la República Argentina sobre la modificación del esquema de bandas de flotación del dólar abrió un nuevo debate en torno al impacto que podría tener sobre los precios. A partir del 1 de enero de 2026, el piso y el techo del tipo de cambio oficial comenzarán a ajustarse de acuerdo con la inflación mensual informada por el Indec, dejando atrás el mecanismo de actualización fija del 1% mensual.
Sobre este cambio se refirió Darío Díaz, posdoctor y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Nacional de Córdoba, doctorando en Estadística por la UNR y magíster en Explotación de Datos y Gestión del Conocimiento, quien explicó que la medida apunta a corregir una distorsión acumulada. “Hasta ahora esos límites se actualizaban al 1% fijo por mes, independientemente de lo que pasara con los precios, y esto era un serio problema porque si la inflación mensual era superior al 1%, el tipo de cambio quedaba cada vez más barato en términos reales”, señaló.
El economista recordó que, si bien la inflación se desaceleró de manera significativa en el último año, todavía se ubica por encima de ese umbral. “El último dato correspondiente a noviembre fue del 2,5%, entonces ahora desde enero del 2026 las bandas se van a ir moviendo al ritmo de la inflación mensual efectiva, con un rezago de dos meses”, explicó. Bajo ese esquema, precisó que “en enero las bandas van a ir subiendo 2,5%”, con el objetivo de “mantener estable el tipo de cambio en términos reales”.
Díaz sostuvo que una de las razones centrales detrás de la decisión oficial es la necesidad de acumular reservas internacionales. “Era una crítica de muchos economistas que no se estaban acumulando reservas”, afirmó, y añadió que el Banco Central se plantea sumar entre 10.000 y 17.000 millones de dólares durante 2026. En ese marco, remarcó que “para eso necesita un tipo de cambio que no desaliente la liquidación de divisas por parte de los exportadores”.
Otro de los puntos mencionados por el especialista tiene que ver con la remonetización de la economía. Según detalló, “la base monetaria pasó del 2,7% del PBI en abril del 2024 al 4,2%, y el M3, que incluye depósitos y otros activos líquidos, pasó del 4,2% al 9%”. Para Díaz, esos números “reflejan que la gente está volviendo a confiar gradualmente en el peso y a mantener saldos en esa moneda”.
Ante la inquietud sobre si este esquema implica un salto más acelerado del dólar, el economista fue cauto. “No necesariamente va a subir más rápido, pero sí de manera más coherente con la realidad inflacionaria”, indicó. En esa línea, aclaró que si la inflación continúa descendiendo, “la velocidad de ajuste de esas bandas también va a ir cayendo”, lo que permitiría que el tipo de cambio acompañe a los precios internos sin generar sobresaltos.

En relación con el impacto sobre el bolsillo, Díaz consideró que el nuevo sistema busca reducir la incertidumbre. “Este esquema apunta a evitar sorpresas cambiarias”, sostuvo, y destacó que luego de las elecciones de 2025 se observó una menor dolarización de carteras. “La gente dejó de refugiarse compulsivamente en el dólar”, afirmó, al tiempo que evaluó que “con una inflación relativamente baja y un tipo de cambio previsible, mantener pesos dejó de ser un mal negocio”.
Consultado sobre la relación entre el dólar y los precios, el economista reconoció que existe un vínculo, aunque no mecánico. “Si el tipo de cambio sube, eso puede generar mayor competitividad, pero puede haber un aumento de los precios”, advirtió. También señaló que para acumular reservas el Banco Central deberá emitir pesos, lo que implica un riesgo si no hay respaldo en la actividad económica. En ese punto, Díaz remarcó que el Gobierno apuesta a una recuperación económica en 2026. “Si hay un parate fuerte, la demanda de pesos cae y todo eso puede ir a inflación”, alertó. Al analizar los últimos datos oficiales, indicó que el PBI mostró un crecimiento interanual del 3,3% en el tercer trimestre, aunque con marcadas diferencias sectoriales. “Tenemos una economía de dos velocidades”, describió, con fuerte expansión en intermediación financiera y minería, mientras que “la industria, que genera empleo y encadenamiento productivo, sigue en terreno negativo”.
Finalmente, el especialista subrayó que el éxito del nuevo esquema dependerá de sostener ciertas condiciones. “Esto no es automático”, afirmó, y concluyó que será clave “mantener la disciplina fiscal y no volver a financiar el déficit con emisión monetaria”




