La crisis yerbatera vuelve a mostrar señales preocupantes en las góndolas. Productores de la zona centro denuncian la aparición de nuevas marcas ultraeconómicas, algunas a $680 el medio kilo, equivalentes a $1.500 el kilo, y otras presentaciones de un kilo que se ofrecen por $2.000 el kilo, valores muy por debajo de los costos reales de producción.
El fenómeno, explican, no es casual: es consecuencia directa de la desregulación impulsada por el Gobierno nacional, el vaciamiento del INYM y la presión de una industria que sigue pagando precios de miseria.
Jorge Skripczuk, productor y dirigente de Aristóbulo del Valle confirma lo que muchos consumidores ya notaron: “Visitamos las góndolas y encontramos marcas nuevas, de una misma industria local, a precios irrisorios. Un paquete de medio kilo estaba a $680. La semana siguiente ya estaba a $880. Y hay que preguntarse qué más tiene además de yerba”, advirtió en diálogo con este medio.
Su preocupación apunta a la calidad y a la falta total de controles. Sin un organismo regulador en funciones -el INYM está limitado desde los decretos del año pasado-, proliferan productos que mezclan poleo y otras hierbas sin indicarlo en el envase. “Lo venimos diciendo: tiene que identificarse el tipo de cosecha, si es mecanizada o manual, para reivindicar el trabajo del tarefero. Y las mezclas deben transparentarse: poleo con yerba mate, no yerba con poleo”, plantea Skripczuk. El dirigente insiste en que se trata también de conciencia del consumidor: “Hay que mirar qué se está comprando. Lo barato puede ser engañoso”.
Desregulación: precio pisado
Desde fines del año pasado, cuando el Gobierno de Javier Milei intervino y redujo al mínimo las funciones del INYM, el sector quedó expuesto a un mercado sin reglas. La industria paga $180 o menos por kilo de hoja verde, muchas veces con plazos de más de 60 días, en un contexto donde los costos productivos están muy por encima de ese valor.
“Los productores no cubrimos ni los costos. Así no se puede sostener la actividad. Y los tareferos son los más perjudicados: su trabajo pierde valor frente a la mecanización y a las mezclas que disfrazan calidad”, agregan referentes del centro y norte provincial.
Otros productores consultados explicaron que, frente a la necesidad económica, algunas plantas procesadoras pequeñas y secaderos recurrieron a prácticas que deterioran la calidad del producto. “Se están viendo marcas raras o bolsas a granel que aparecen solo para aprovechar el caos actual. Incorporan palo para hacer peso en el paquete. Eso arruina la calidad y daña la historia de la yerba misionera”, señalaron.
Deterioro sostenido
La crisis no estalló de un día para el otro. Desde mediados del año pasado, con la caída del poder adquisitivo, la recesión nacional y el freno al consumo, las yerbateras empezaron a presionar a la baja en los precios. A eso se sumó el congelamiento salarial, el costo del crédito y el encarecimiento del combustible y los insumos.
Con la asunción de Milei y la decisión de avanzar en la desregulación total del mercado, el panorama se agravó. Sin un precio oficial de referencia y sin capacidad real de fiscalización, se profundizó la concentración y se precarizó toda la cadena.
“Estamos en un escenario donde los únicos ganadores son algunos sectores industriales. Los perdedores somos los productores y los cosecheros”, resume Skripczuk.
No habrá zafriña de verano
Frente a esta situación, asociaciones de productores y comisiones vecinales de la zona centro y nordeste decidieron no iniciar la zafriña de verano, una medida inédita que busca frenar el suministro de hoja verde y presionar por respuestas. El objetivo es visibilizar la gravedad del momento y exigir que vuelvan la regulación, los controles de calidad y un precio mínimo que permita cubrir los costos básicos.
“Llegamos a un punto límite. Si seguimos así, la yerba barata de supermercado será la regla, y la calidad que convirtió a Misiones en potencia yerbatera desaparecerá”, advierten.
En un sector históricamente regulado para proteger la producción primaria, la combinación de desregulación, recesión y ausencia del Estado nacional dejó a miles de familias al borde del colapso.
La yerba mate, el símbolo productivo de Misiones, atraviesa uno de los momentos más críticos desde la creación del INYM. Y los productores coinciden en una frase que resume esta etapa: “La economía de Milei destrozó la economía yerbatera”.












