Cuando la agenda estalla y la paciencia escasea, “suspirar” es sanador. Para la médica clínica especialista en Medicina del Estrés, Evelin Zamorano, ese suspiro no es casual ni poético, sino un mensaje del cuerpo.
“El cuerpo es súper sabio, tiene formas de autorregularse”, explicó en una entrevista con la FM 89.3 Santa María de las Misiones.
Detalló que el cierre del año no dispara el estrés por sí solo, lo que hace es sucede es que “después de muchos meses de estar en alerta sosteniendo, nuestros recursos internos se agotan. Ahí vienen los síntomas como irritabilidad, impaciencia y erupciones en la piel”. El cuerpo, dice, entra en un círculo vicioso en el que la microbiota se altera y potencia aún más el malestar.
Entonces, “aparece el suspiro para volver al equilibrio”. Pero Zamorano aclara que no todos los suspiros cumplen la misma función. Explicó que existe el suspiro emocional o espontáneo, que surge ante el cansancio o las emociones; y está el suspiro fisiológico, que es el patrón respiratorio específico con evidencia científica que enseñó durante el programa.
Este suspiro fisiológico “es una autorregulación involuntaria del organismo, pero también puede hacerse de forma consciente como técnica”. Consiste en dos inspiraciones por nariz y una exhalación larga por la boca, vaciando la panza. Señaló que es el gesto que hacemos sin darnos cuenta después de llorar o lo que hacen los bebés antes de dormirse. Cuando se realiza de forma deliberada, detalló, “sirve para imitar ese reflejo natural y hackear el sistema nervioso”, bajando la activación del estrés.
La mente no frena
“Una de las formas de mantenernos en estrés crónico es cuando no podemos controlar nuestra mente”, señaló Zamorano y por eso, insistió en la importancia de aprender a gestionar las emociones. Incluir preguntas diarias, como: “’qué hice bien hoy, qué podría haber hecho mejor y tres cosas por las que agradezco” ayuda, expresó.
Además, para la especialista, la clave está en resignificar. “Es una palabra que repito e invito a grabar. Resignificar el pasado, resignificar el dolor”, afirma. No se trata de negar lo vivido, sino de darle un nuevo sentido: “Si yo resignifico mi historia personal, tengo la capacidad de que eso me potencie”.
Zamorano también aconsejó moverse, aunque sea breve, porque “se pueden hacer descargas simpáticas, como sacudir brazos y piernas por cinco minutos. Parece tonto, pero resetea el sistema nervioso”. Y destacó el valor de la espiritualidad, en cualquiera de sus formas, ya que “el simple hecho de creer en algo mayor, algo que nos sostiene, nos hace sentir cuidados”.
Por último, Evelin Zamorano recibirá la semana que viene un premio de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico, donde será reconocida en el rubro Televisión.




