En una nueva edición del espacio de salud de FM 89.3 Santa María de las Misiones, la licenciada en Nutrición Carina González afirmó que cenar temprano “mejora significativamente la salud”, ya que permite que el organismo respete su ritmo circadiano, el ciclo biológico que regula la actividad metabólica durante el día y la noche. Además, explicó que este “reloj interno” hace que el cuerpo funcione con mayor actividad por la mañana y disminuya su ritmo durante la noche, por lo que ingerir alimentos muy tarde exige un esfuerzo innecesario al sistema digestivo.
González sostuvo que muchos argentinos están habituados a cenar entre las 22 y 23, un horario que considera perjudicial. Señaló que, si se invierte la rutina y se realiza la cena entre las 19 y las 20, se reduce la sobrecarga digestiva nocturna y se mejora la calidad del sueño. Puso un ejemplo concreto: destacó que resulta “mucho más demandante” para el organismo intentar digerir a las 22 un plato abundante como “matambre a la pizza con papas”, algo que muchos realizan como costumbre.
La nutricionista propuso que quienes sientan hambre más tarde opten por una colación liviana, como un “puñadito de frutos secos” o un “huevito revuelto”, que aporte proteínas sin generar una digestión pesada.
También explicó que la transición puede ser paulatina y que cada persona debe adaptarla a su rutina. Para quienes trabajan hasta tarde, recomendó “llevar una viandita” con opciones simples -como pollo, arroz o ensaladas- y consumirla en el horario adecuado. Al llegar a casa, indicó que basta con una pequeña colación liviana.
González remarcó que cenar más temprano tiene beneficios concretos: mejora la digestión, ayuda a personas con gastritis o reflujo, favorece un mejor descanso y reduce los picoteos nocturnos, que suelen incluir alimentos “con exceso de grasa o azúcar”. Según señaló, comer antes también ayuda a evitar el aumento de peso porque se reducen los antojos típicos de la noche.
La profesional recomendó organizar la alimentación semanal con anticipación. Sugirió comprar vegetales en feria, preparar comidas saludables y priorizar hábitos complementarios como hidratación, actividad física, descanso de al menos ocho horas y mantener una rutina ordenada.
En esta época del año, comentó que muchos pacientes consultan debido a las cenas de fin de año y reuniones, y que en los controles finales se ajustan pautas y se brindan recomendaciones para no llegar a las fiestas con excesos. También observó que cada vez más personas acuden al nutricionista por salud y calidad de vida, y no solamente por estética, especialmente ante la cercanía del verano y las actividades al aire libre.
González cerró recordando que la alimentación saludable no solo impacta en el presente, sino en la calidad de vida futura, especialmente al llegar a la vejez.




