Sin que se registren dilaciones eventuales o imponderables, los jueces Augusto Gregorio Busse, Fernando Lusi Verón y Miguel Mattos deberán resolver hoy las seis acusaciones que alegó el jueves de la semana pasada el fiscal del Tribunal Penal 2, Vladimir Glinka, para los policías involucrados en la muerte del albañil Carlos Raúl Guirula (33) durante la madrugada del 19 de julio de 2014 cuando fue detenido en un motel de las avenidas Andresito y Santa Catalina de esta capital.
Previo a ello y desde las 8.30, la abogada defensora Mónica Olivera tendrá la oportunidad de alegar y defender la inocencia del suboficial del Comando Radioeléctrico, Ricardo Rafael Escobar, quien junto a la oficial de la comisaría Decimotercera, Lourdes Beatriz Tabárez, enfrenta la acusación más grave, la coautoría de “tortura agravada seguida de muerte” (artículo 144 Ter del Código Penal Argentino) con prisión perpetua como solicitud de pena.
Para los cuatro policías restantes: Carlos Alberto Zidorak y Lucas Nahuel Saravia Allosa del Comando Radioeléctrico y Claudio Marcelo Servián y Carlos Alberto Da Silva, de la Decimotercera, Glinka solicitó penas de menor calificación como omisión de tortura y apremios, con penas de seis a siete años.
Tras el último alegato, se espera que el fiscal Glinka realice las réplicas a cada alegato desplegado y que cada una de ellas reciba la respectiva dúplica de los padrinos legales de los encartados. El procedimiento se cerraría con las últimas palabras cedidas a los acusados y luego el cuarto intermedio para que los integrantes del tribunal deliberen un veredicto.
“Detención innecesaria”
Durante su acusación, vale recordar, Glinka sostuvo que Carlos Raúl Guirula salió a beber y jugar al pool con dos amigos y luego se dirigieron al motel con dos trabajadoras sexuales y que el incidente se desató al momento de retirarse cuando, luego de pagar la habitación que utilizó se pasó a la de sus amigos y escondió una botella de whisky que, luego del aviso de las empleadas y la discusión con el conserje, fue abonada.
Recalcó que el llamado a la fuerza de seguridad fue hecho por una de las empleadas asustada durante la discusión y que el mismo encargado del motel aclaró que “no era necesario avisar a la policía, Guirula pagó y el conflicto se resolvió”.
“El asunto terminó a las 3.15. Tres minutos después de llegar el primer móvil, el de la comisaría Decimotercera con la oficial Tabárez y los suboficiales Da Silva y Servián. El conserje le pidió disculpas a la oficial, le explicó que ya no había más problema, ya estaba todo solucionado. Guirula estaba en el auto de Victoriano Do Nacimento para irse y le dice que lo iban a llevar. ‘Ya está, lo sacamos’, pero Tabárez se opuso: ‘No, lo llevamos nosotros’”.
Glinka resaltó que la orden de detención estaba dentro de la legalidad, pero que no actuó en este sentido como debió hacerlo ya que ordenó a los amigos de Guirula que se fueran de inmediato del lugar sin el mencionado, los dos amigos en estado de ebriedad en un automóvil Renault 19 blanco.
Golpes y desenlace
El relato fiscal continuó con la resistencia que opuso el albañil (de 1,80 metros de alto y 101 kilogramos) a la detención. Puntualmente destacó el golpe que recibió Tabárez en el forcejeo y los movimientos siguientes para reducirlo boca abajo, esposarlo ya con la ayuda de la primera patrulla del Comando Radioeléctrico que acudió al alerta radial que emitió Tabárez y los golpes posteriores que le propinaron tanto la oficial como el suboficial Ricardo Escobar.
Indicó además las patadas y pisadas en la cabeza y en el pecho que le habrían fisurado tres costillas. Saravia Allosa le roció gas pimienta y luego subirlo a la caja de la Toyota Hilux de la Decimotercera, donde Escobar le saltó en la espalda mientras la víctima reaccionaba porque se estaba quedando sin respiración por “los edemas en la cabeza y en los pulmones”, provocados por los puntapiés. “Se estaba asfixiando”.
Según la acusación, a las 3.50 el patrullero llegó a la comisaría y los policías creyeron que se había desmayado y le arrojaron agua pero ya no tenía signos vitales, Saravia intentó RCP pero ya era tarde.
La confirmación del óbito la realizaron los paramédicos que encontraron el cuerpo mojado y sobre los escalones del mástil del playón de la seccional. El cuerpo había sido arrastrado hasta ese lugar y la camioneta fue lavada, incluso un cono de seguridad, comprobado por las pruebas de luminol posteriores solicitadas por el juez instructor.
Glinka recordó que un detenido en la comisaría oyó cómo limpiaron la camioneta antes de la llegada de las autoridades judiciales, a las 5. Para el fiscal “no hay dolo de matar” en este caso, “hay seis malos policías” en este hecho. Insistió en que no hubo un plan criminal sino errores no forzados. “No estaban capacitados para tener un arma (…) Escobar lo golpea hasta en el piso, lo salta en la espalda y le fractura seis costillas, Tabárez le pisa la cabeza y patea antes”.







