La compleja realidad económica argentina acaba de revelar un dato esperanzador, aunque con un asterisco de preocupación: la pobreza en los hogares más vulnerables con chicas y chicos se redujo drásticamente. Un informe reciente del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) detalla que la proporción de estas familias con ingresos insuficientes cayó del 48% al 31% en agosto.
Este descenso del 35% interanual -que hoy alcanza a 4,3 millones de niños, niñas y adolescentes- marca una inflexión en el panorama social. Se trata de la novena ola de la “Encuesta Rápida” que el organismo realiza desde 2020 y que sirve como un termómetro social complementario a las cifras oficiales del INDEC.
Mejoras tangibles: servicios y consumo
La mejora no se queda solo en la estadística de ingresos. El informe de UNICEF muestra un alivio en aspectos clave de la vida cotidiana de las familias:
- Acceso a salud: Bajó 8 puntos la cantidad de hogares que no pueden ir al médico o al dentista por falta de dinero.
- Medicamentos: La proporción de familias que dejó de comprar medicinas se redujo del 23% al 15%.
- Gastos de la niñez: Se observa una mayor capacidad para afrontar costos específicos como útiles escolares, vestimenta, calzado y actividades educativas.
Para Rafael Ramírez Mesec, representante de UNICEF en Argentina, estos números ponen de manifiesto “frágiles avances a partir de la reducción de la pobreza“, pero que exigen una mirada atenta sobre cómo sostener la tendencia.
Factor protector
La mejora en los indicadores coincide con la desaceleración inflacionaria y una priorización en las políticas de protección social. Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de UNICEF, fue claro al respecto.
“Estos datos reflejan el impacto que tuvo la desaceleración inflacionaria junto a la priorización de las políticas de protección de ingresos para los hogares de menores recursos, a través de la AUH [Asignación Universal por Hijo] y la Prestación Alimentar“, señaló Waisgrais, al tiempo que advirtió sobre el desafío de sostener estos esfuerzos en un contexto de consolidación fiscal.
La recuperación también se notó en la mesa: los hogares que reportaron dificultades para acceder a la alimentación bajaron del 52% al 30%. Aunque el impacto no es uniforme: esta dificultad trepa al 45% en familias que perciben la AUH y al 37% en hogares monoparentales liderados por mujeres.
El endeudamiento se dispara
Mientras la pobreza retrocede, otra variable social enciende una luz de alarma: el endeudamiento.
El informe de UNICEF detectó que el porcentaje de hogares que recurrieron a pedir dinero prestado creció 8 puntos en el último año, alcanzando el 31%. Este aumento está impulsado principalmente por el sistema bancario formal, donde se disparó el uso de tarjetas de crédito y créditos personales.
Si a esto se suman aquellos que tuvieron que recurrir a la economía informal -como aplicaciones de préstamos, billeteras virtuales, comercios o familiares- el nivel de endeudamiento asciende a un preocupante 45% de los hogares.
Este fenómeno sugiere que si bien las políticas de ingresos han logrado sacar a familias de la línea de pobreza, el costo de sostener ese equilibrio se está pagando a crédito. La mejora socioeconómica, aunque real y cuantificable, se apoya en una base crediticia que puede volverse insostenible si no se logra consolidar un aumento genuino de los ingresos por trabajo o una baja sostenida en la tasa de interés.
El dato de UNICEF es un llamado de atención. La política pública logró una victoria en la lucha contra la pobreza infantil, la cual, según cifras del INDEC del primer semestre, afectaba al 46,1% de los niños. Pero ese avance viene con una hipoteca que el Estado y las familias deberán administrar con cautela para que la mejora no sea solo una tregua antes de la próxima crisis de pagos.
Fuente: Agencia de Noticias NA





