Investigadores de la Dirección Homicidios provincial hallaron el domingo por la tarde y demoraron a las dos testigos consideradas clave para el debate en el Tribunal Penal 2, en el que seis policías están acusados de torturar y matar al albañil Carlos Guirula (33) durante la madrugada del 19 de julio de 2014 en un motel de las avenidas Andresito y Santa Catalina de Posadas..
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, las mujeres tienen 41 y 32 años y son las que acompañaron a la víctima fatal y dos amigos durante las horas que permanecieron en el hotel transitorio.
Fueron encontradas por los pesquisas de Homicidios, una de ellas en un asentamiento en Candelaria y la restante en situación de calle en inmediaciones a las avenidas Lavalle y Santa Cruz de Posadas. Ambas, de acuerdo a los secretarios del Tribunal Penal 2 en pleno debate, fueron notificadas que debían presentarse a declarar el pasado miércoles 22 de octubre pero se ausentaron también al día siguiente por lo que a instancias del fiscal Vladimir Glinka, los jueces del TP-2 Gregorio Augusto Busse, Fernando Luis Verón y Miguel Mattos, ordenaron profundizar la búsqueda y que intervenga la Dirección Homicidios.

La cuarta audiencia se iniciará a las 8 hoy, con un total de siete testigos en la lista, las dos mujeres y los primeros peritos que intervinieron en la instrucción de la causa que, entre otros puntos, aportarán para determinar cómo murió Guirula y las participación de cada uno de los seis encartados.
El debate, vale recordar, intenta esclarecer el procedimiento y la golpiza en el motel a Guirula para esposarlo y subirlo arrastrando a la patrulla de la Decimotercera, con la colaboración de efectivos del Comando Radioeléctrico.
Uno de los acusados, el suboficial Carlos Alberto Da Silva, declaró durante la segunda jornada que: “Fue (la oficial de la comisaría Decimotercera, Lourdes Beatriz) Tabárez quien da la orden de detenerlo al muchacho que había ingresado al Renault 19 blanco para irse con otras dos personas. Se sentó en el asiento delantero del acompañante y Tabárez se metió por la puerta trasera. Con Claudio Servián (policía acusado) intentábamos controlarlo agarrándolo de las manos para sacarlo y esposarlo. Servián le da tres golpes en el estómago para reducirlo, llegan los policías del Comando y logramos ponerle las esposas por la espalda y boca abajo en el piso”.
Respecto a los efectivos del Comando, Da Silva señaló que el acusado Ricardo Rafael Escobar le pide el gas pimienta a Lucas Nahuel Saravia Allosa y que este último le rocía el químico en el rostro a Guirula que oponía resistencia al arresto. “Escobar y Tabárez le patean la cabeza y no había necesidad alguna, ya estaba esposado”, relató Da Silva los movimientos para intentar subirlo a la patrulla en la entrada del motel. Pero su versión incluyó además el trayecto desde el motel a la comisaría Decimotercera, 28 cuadras, con la víctima en la caja de la patrulla, camioneta Toyota. Remarcó que antes de subirlo le pregunta a Tabárez si primero lo iban a llevar a Sanidad Policial para revisarlo, lo que correspondía, pero la respuesta fue negativa e imperativa: “Yo estoy a cargo y vamos a la comisaría”.
Da Silva afirmó que sobre la caja de la camioneta y boca abajo fue subido Guirula y como seguía moviéndose “Escobar se le sube en la espalda y comienza a saltar arriba” hasta llegar a la Decimotercera. En el playón interno “Servián indica que no se movía y me ordena que le tire agua. Todavía estaba en la caja de la camioneta. Cargo agua en un balde y se la arrojo en la cara. No reaccionaba y lo bajaron para hacerle RCP en el piso, entre diez y quince minutos se intentó pero se llamó a una ambulancia”.
Da Silva fue interrogado por el fiscal Glinka sobre qué hizo cuando veía que Escobar le saltaba encima a Guirula en la camioneta: “Le dije ‘bajate’, Saravia también le gritó que lo hiciera pero no hizo caso. Yo era el agente más nuevo, no podía hacer nada, tenía dos años de carrera recién”.





