Playas de agua turquesa, precios más bajos que Río de Janeiro y un clima estable durante todo el año convirtieron a Maceió en uno de los destinos más elegidos por los turistas argentinos. La capital del estado de Alagoas ofrece una combinación difícil de igualar: mar cálido, arena blanca y costos accesibles.
A diferencia de los destinos tradicionales como Río o Búzios, Maceió presenta un costo de vida considerablemente menor. Desde el alojamiento hasta la gastronomía, todo resulta más económico. La ciudad cuenta con una amplia oferta de hoteles y posadas para distintos presupuestos, y una gastronomía local que destaca por su variedad y precios moderados.
Las playas son su mayor atractivo. Pajuçara, Ponta Verde y Gunga figuran entre las más visitadas por sus aguas cristalinas, templadas y tranquilas, ideales para nadar o practicar snorkel. El color del mar, entre el verde esmeralda y el azul intenso, recuerda a los paisajes caribeños.

Viajar a Maceió también es cada vez más sencillo. Existen vuelos directos desde Buenos Aires durante la temporada alta, y opciones con escala en San Pablo o Río de Janeiro durante el resto del año. Los pasajes suelen ser más económicos que hacia otros destinos turísticos de Brasil, especialmente si se adquieren con anticipación.
Una estadía de una semana en Maceió puede costar hasta un 30% menos que en Río, dependiendo del tipo de alojamiento y las actividades elegidas. Según datos de Aerolíneas Argentinas, los paquetes que incluyen vuelo con escala y hotel tres estrellas parten desde los $1.368.837.
El plan de descanso es simple: disfrutar del mar y la gastronomía local. Las playas urbanas, como Pajuçara y Ponta Verde, son perfectas para pasar el día y probar especialidades como los “bolinhos de peixe” o refrescarse con una caipirinha. Quienes prefieren explorar pueden visitar las piscinas naturales o realizar paseos en jangada, las tradicionales balsas del nordeste.
A pocos kilómetros, playas como Francês y Gunga ofrecen paisajes de postal con acantilados y hileras de cocoteros. Para quienes buscan desconexión total, la propuesta incluye simplemente una hamaca y el ritmo pausado del lugar.






