El ingreso creciente de productos importados que compiten directamente con la producción de Misiones enciende alarmas en el sector agroindustrial. De acuerdo con datos oficiales, entre enero y julio de 2025 se importaron yerba mate por US$ 14,3 millones y tabaco por casi US$ 900 mil, lo que suma más de US$ 15 millones en bienes que la provincia produce y exporta.
La cifra representa un salto significativo frente a años anteriores. En el caso de la yerba, el aumento fue del 135% respecto de 2023, con Paraguay y Brasil como principales proveedores. El tabaco, por su parte, mostró un crecimiento del 25% en igual período, con Brasil, India y Turquía como orígenes predominantes.
Yerba importada, un sinsentido
El caso de la yerba mate resulta especialmente simbólico. Misiones concentra el 90% de la producción nacional y sostiene a más de 50.000 familias entre productores, tareferos, secaderos y cooperativas. Sin embargo, en el mercado interno aparece producto importado que presiona los precios a la baja y agrava la crisis de la cadena de pagos, ya marcada por cheques diferidos y operaciones con hasta un año de plazo.
La falta de regulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), debilitado tras la Ley Bases, dejó al sector sin referencia de precios mínimos y con una creciente sensación de indefensión. Mientras los productores reclaman un valor de $550 por kilo de hoja verde para cubrir costos, la entrada de yerba importada introduce una competencia desigual que erosiona cualquier posibilidad de recomposición.
Tabaco: economía en riesgo
La situación del tabaco repite la lógica. Miles de pequeños productores del norte provincial dependen del Fondo Especial del Tabaco (FET) y de la operatoria de cooperativas para sostener sus ingresos. Con la importación de hoja de bajo costo desde países con menores exigencias sanitarias y laborales, los acopiadores locales enfrentan una competencia que tiende a reducir aún más el precio pagado en chacra.
El riesgo es que la actividad, ya golpeada por la recesión y el atraso en transferencias, pierda capacidad de sostener empleo y arraigo en zonas rurales que dependen casi exclusivamente de este cultivo.
Un marco nacional perjudicial
El fenómeno se inscribe en el modelo económico del presidente Javier Milei, que privilegia la apertura de importaciones como estrategia para contener la inflación y garantizar abastecimiento en góndolas. El atraso cambiario (con un dólar que pierde valor frente a la inflación) abarata las compras externas y, al mismo tiempo, encarece las exportaciones de economías regionales.
Mientras la Pampa Húmeda recibe beneficios directos con la reducción de retenciones a los granos, provincias como Misiones enfrentan el efecto inverso: mayor ingreso de sustitutos importados y caída en la competitividad exportadora de té, madera o citrus.
Los números del comercio exterior se reflejan en la economía real. La forestoindustria advierte que muebles y tableros brasileños llegan a precios imposibles de igualar para aserraderos locales, que trabajan al 60% de su capacidad.
De esta forma, negocios del interior provincial incorporan alimentos y manufacturas externas más baratas que los productos misioneros. Y los talleres de carpintería, secaderos y cooperativas enfrentan costos más altos de energía y logística que sus competidores del sur brasileño.
Economías regionales
El impacto no se limita a Misiones. En Corrientes, los citricultores compiten con frutas importadas; en Mendoza, las bodegas señalan la presión de vinos chilenos; en el NOA, los ingenios azucareros denuncian la entrada de azúcar brasileña. El denominador común es la pérdida de rentabilidad en sectores que sostienen miles de empleos y que tienen fuerte peso territorial.
La apertura sin regulaciones, sumada a un tipo de cambio atrasado, profundiza la concentración del mercado en manos de grandes jugadores y amenaza con desplazar a pequeños y medianos productores. En Misiones, esa dinámica no solo pone en riesgo la estabilidad económica de dos de sus principales cadenas productivas (yerba y tabaco), sino también la cohesión social de comunidades que dependen de ellas.
El dato duro de más de 15 millones de dólares en importaciones de productos que Misiones produce expone una contradicción de política económica: un país que compra afuera lo que genera adentro, y que debilita así a sus propias economías regionales.














