El incesante avance tecnológico ha demostrado que los medios y formatos tradicionales de comunicación han tenido que reinventarse una y otra vez en este escenario tan vertiginoso. A partir de la expansión de internet, la globalización y el constante flujo de información, mantener fidelizadas a las audiencias se convirtió en un desafío ante la diversidad de opciones que tienen fácilmente a su alcance.
Hace casi dos décadas incursionó en el mundo digital el podcast. En ese momento, sirvió para facilitar a las radios la difusión de sus programas en diferido. Con el pasar de los años el formato fue mutando y amplió el rango de sus características, perfeccionó sus métodos de producción y viralización, hasta colocarse en la cima como uno de los medios más populares de los últimos diez años.
Por eso, desde 2014, cada 30 de septiembre se celebra el Día Internacional del Podcast. El encargado de “prender la mecha” fue Steve Lee, fundador de Modern Life Network, una web que en ese momento incorporaba podcasts con diversos temas y tópicos, tales como tecnología, deportes, salud y estilo de vida.
El 30 de septiembre de 2014, Steve Lee celebró junto a su hijo Dave el Día Nacional del Podcast, con una emisión que duró unas 6 horas. Debido a la gran repercusión que tuvo este hecho a nivel nacional e internacional, se modificó el nombre de esta efeméride por el de Día Internacional del Podcast.
¿Qué es un Podcast?
En pocas palabras, se trata de una serie de archivos de audio que se suben a alguna plataforma de internet, su contenido es únicamente hablado y están disponibles para que los usuarios los descarguen y escuchen en el momento que quieran. Es decir, se caracteriza por generar un tipo de consumo asincrónico.
Justamente ésa es una de sus principales ventajas. A diferencia de la radio tradicional, no se reproduce en vivo en un contexto de pura simultaneidad. Quienes generan contenido para podcasts tienen la libertad de contar lo que quieran, de la forma que quieran.

Por su parte, el oyente decidirá cuándo escuchar su contenido preferido, incluso mientras cumple con otros quehaceres cotidianos; pues no debe estar pendiente de la imagen, de las gesticulaciones o cualquier otro complemento, solamente se vincula con la voz protagonista. Y es por eso que además de una reinvención tecnológica, el podcast también supone un cambio cultural, porque se instala entre los hábitos de las personas a la vez que funciona como un nuevo medio de comunicación.
Los estilos más frecuentes pueden estar organizados por episodios o con distintas formas de presentación: podcasts de conversaciones sin editar, algo así como una mesa radial. Charlas con estructura -conversaciones editadas-. Audio ensayo, en los que una persona expone ideas y tiene como base un guion. Y los podcasts narrativos, que pueden ser de género documental, de ficción u otros.
Cabe mencionar que estas variantes pueden mezclarse y utilizarse complementariamente, ya que no hay una clasificación rígida porque su producción depende del criterio y la creatividad de quien lo genera.
Otro punto a favor que distingue a los podcasts es el bajo costo de producción. En realidad, como se ha mencionado, los hay de todo tipo; algunos requieren mayor complejidad de edición y mejor equipamiento de grabación según cuál sea el objetivo principal. Sin embargo, no hace falta poseer el mejor micrófono para iniciar un proyecto, basta con tener la propuesta clara, el público definido y las ganas de crear. Por otra parte, las personas también tienen acceso a programas de edición de audio que son económicos y no derivan en un obstáculo definitivo. De algún modo esto garantiza cierta diversidad e inclusión.
En la actualidad hay podcasters a los que esta actividad les significa un ingreso porque la implementan como un trabajo. En algunos casos también acompañan el podcast con una página web bien desarrollada y con un claro llamado a la acción, a fin de construir comunidades y fidelizarlas.
(Fragmento de un artículo de Giselle Servian publicado por PRIMERA EDICIÓN el 30 de septiembre de 2022)









