Lázaro Báez, detenido desde junio en la Unidad 15 del Servicio Penitenciario Federal en Río Gallegos, denunció a través de su defensa graves deficiencias en las condiciones de detención y pidió a la Cámara Federal de Casación Penal que le restituyan el beneficio de la prisión domiciliaria. El empresario de 68 años, condenado en causas de corrupción vinculadas a la obra pública durante el kirchnerismo, asegura que su salud se encuentra en riesgo debido al encierro prolongado, la precariedad edilicia y la falta de atención adecuada.
Sus abogados advierten que Báez, quien padece hipertensión, diabetes y asma, permanece la mayor parte del tiempo aislado en una celda mínima, con filtraciones, mala ventilación y acceso limitado al baño. Aseguran además que sufrió episodios médicos recientes que requirieron asistencia hospitalaria y que su régimen de aislamiento contradice normas nacionales e internacionales sobre derechos humanos. La abogada Yanina Nicoletti calificó la situación como “trato indigno e inhumano” y pidió una resolución urgente de la Sala IV de Casación, integrada por los jueces Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Gustavo Hornos.
Desde el Ministerio de Seguridad y el Servicio Penitenciario Federal rechazan las denuncias y aseguran que Báez recibe el mismo trato que cualquier otro detenido. El subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Julián Curi, reconoció la existencia de filtraciones en el baño compartido, pero afirmó que fueron reparadas en 48 horas. Báez se encuentra en un pabellón de cuatro celdas conocido como “los buzones”, donde conviven 117 reclusos bajo regímenes diferenciados. Mientras tanto, la Justicia deberá definir en los próximos días si el empresario regresa a su residencia en El Calafate para cumplir la condena bajo arresto domiciliario con tobillera electrónica.
“Trato indigno e inhumano”
La abogada en su escrito asegura que se mantienen ocultos episodios médicos graves “configurando un estado en detención carcelaria que implica un trato indigno, inhumano, cruel y que agrava su salud, degradante en los términos establecidos por los instrumentos internacionales de derechos humanos”, sostiene la presentación.
La situación de soledad de Báez se acentúa en Río Gallegos. Trascendió que su actual pareja debe permanecer en Buenos Aires, y Báez solo recibe las esporádicas visitas de su hijo Martín, -quien cumple prisión domiciliaria en Río Gallegos-, sus hijas y algunos amigos
Un informe interno del servicio penitenciario al que accedió el medio nacional La Nación detalla que Báez desistió de sumarse al trabajo que realizan otros presos en la cárcel en los diferentes talleres, aunque sí aceptó la tarea de realizar reseñas de libros que cada 15 días retira de la biblioteca.
Su abogada asegura que la prisión domiciliaria es urgente. Pide que le permitan regresar a El Calafate, a la casa en la que pasó el último año, que lo hará con tobillera electrónica y se compromete a dar cumplimiento con la ley en todo lo que requiera la prisión domiciliaria.
Fuente: La Nación




