Cada 24 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Tiroides, una fecha que invita a reflexionar sobre una enfermedad cuya incidencia crece de forma sostenida, pero que, afortunadamente, también cuenta con altas tasas de curación si se detecta a tiempo.
En Argentina, se diagnostican alrededor de 6.000 nuevos casos por año, siendo el tipo de cáncer endocrino más frecuente. Es importante destacar que un gran porcentaje de los pacientes tienen pronóstico favorable siempre que se actúe con rapidez.
El desafío sanitario no pasa solo por el tratamiento, sino por generar conciencia pública, fomentar el acceso al diagnóstico temprano y evitar la desinformación. Hoy, más que nunca, es clave recordar que detectar a tiempo puede salvar vidas. El Día Mundial del Cáncer de Tiroides es una oportunidad para hablar, escuchar y acompañar.
Es fundamental entonces la divulgación responsable y el acceso a la información de calidad. Porque la salud no es solo un derecho individual, sino una responsabilidad colectiva.
Posibles síntomas del Cáncer de Tiroides

Entre otros síntomas, se puede mencionar:
- Dolor al tocarse el cuello
- Aparición de nódulos en el cuello
- Notar que los nódulos van aumentando su tamaño
Posibles factores de riesgo
No hay riesgos externos que luego deriven en cáncer de tiroides: los factores son solamente de origen hereditario, como algún antecedente de cáncer medular por ejemplo.
Prevención y tratamiento
Si en primera instancia el paciente asiste a un médico clínico, lo más probable es que le sugieran hacerse un estudio de “Función Tiroidea”. Es un laboratorio de sangre en el que se pueden ver las hormonas tiroideas.
Si ese nódulo va acompañado de un trastorno de la función, generalmente estamos hablando de un nódulo benigno, pero en el caso en que no se descarte la sospecha en un primer momento, corresponde someterse a una ecografía a través de la cual se pueda apreciar con mayor exactitud los posibles nódulos del cuello.
En una ecografía, por ejemplo, se trata de identificar nódulos sólidos que tienen la vascularización aumentada, si tienen forma irregular, si están calcificados… Si es así, ese nódulo sería sospechoso y correspondería hacer una punción de nódulo tiroideo, es decir, una biopsia. Esta última es la manera más eficiente para determinar si se trata de un nódulo benigno o de cáncer de tiroides.
Si se confirma la enfermedad, el siguiente paso para el paciente es hacerse una cirugía llamada tiroidectomía total, la cual consiste en extirpar por completo la glándula tiroides.
Se puede vivir tranquilamente sin la glándula, porque las hormonas que ésta manda a la sangre pueden ser reemplazadas por una pastilla que se toma todos los días.
Tras la intervención quirúrgica, solamente resta hacer un rastreo corporal total para corroborar que no haya metástasis o algo similar: el cáncer de tiroides no requiere quimioterapia, radioterapia o cualquier tratamiento invasivo.










