En el Día del Almacenero, fecha instaurada por el Centro de Almaceneros para reconocer el papel esencial de estos comercios en la vida cotidiana de los barrios, la FM 89.3 Santa María de las Misiones dialogó con Ismael Ortigoza, quien lleva 52 años detrás del mostrador en Posadas. El comerciante destacó los cambios en la forma de comprar, la caída en las ventas y la resistencia del sector frente a la crisis económica.
“Yo siempre estoy contento porque tengo salud y seguimos trabajando en el almacén hace 52 años. La situación no está para nada bien, pero nosotros trabajamos en familia y no nos entregamos”, expresó.
Según Ortigoza, el panorama es complejo: “Es un momento muy crítico para los almaceneros. Muchos colegas han cerrado y muchos fueron desalojados”, advirtió. No obstante, destacó que gran parte del sector sigue de pie gracias a acuerdos con mayoristas: “Nos juntamos, hablamos con los gerentes para que nos hagan precio y seguimos peleando. Gracias a Dios estamos consiguiendo muy buen precio”.
El comerciante explicó que la modalidad de compra cambió radicalmente: la mayoría de los clientes compra de a poco, para el consumo diario. “Ha bajado un 60% más o menos la compra de la gente. Estoy volviendo a trabajar como antes, 100 g, 200 g, todo a menudeo. La gente compra lo que va a consumir en el día”, señaló.
Sobre los productos, indicó que aún mantiene primeras marcas, aunque adaptadas a formatos más pequeños: “El arroz ahora viene en bolsas de 25 kilos, pero nosotros lo fraccionamos. Tenemos de primera marca a 1.200 pesos el kilo y también arroz económico a 800”. Reconoció que en los últimos años los mayoristas también se volvieron minoristas, compitiendo directamente con los almacenes: “Vamos a reponer mercadería y encontramos a nuestros clientes comprando ahí”, lamentó.
Respecto a las tradicionales libretas de fiado, Ortigoza recordó: “Cuando empecé llegué a tener 52 libretas. La gente cobraba y lo primero que hacía era pagar al almacenero. Eso se terminó, pero todavía mantengo cuatro libretas de vecinos que son cumplidores”.
La presión impositiva y el costo de los servicios también golpean fuerte al sector. “Lo que más nos agobia son los impuestos, especialmente la luz, que subió de 300 a casi 600 mil. Pero no nos entregamos, seguimos trabajando”, insistió.
Además comparó la situación actual con otras crisis: “En 2001 estaba bravo, pero esto es peor porque continúa hace varios meses. Nunca vivimos algo así. Tenemos la mercadería, pero la gente no tiene plata. Ese es el problema de todos los almaceneros del país”, señaló, en referencia a las reuniones con colegas de la Federación Argentina de Almaceneros.
Finalmente, sostuvo que la tradición del almacén de barrio sigue viva pese a los cambios en los hábitos de consumo y comunicación: “Antes era pasar por el mostrador, ahora la gente manda un Whatsapp para pedir lo que necesita. Pero seguimos luchando”.




