A pocos kilómetros de Misiones, en el estado de Santa Catarina, Brasil, Praia do Rosa se perfila nuevamente como uno de los destinos favoritos para las vacaciones de verano 2026. Ubicado a 90 kilómetros al sur de Florianópolis, este pueblo costero que había sido un clásico en los años 2000 está resurgiendo con fuerza, especialmente entre grupos de jóvenes argentinos que buscan playa, naturaleza y vida nocturna.
El lugar combina mar, senderos, bares y un ambiente relajado que lo hacen atractivo para quienes quieren desconectarse sin perder comodidades. Calles pintorescas, un entorno rodeado de morros y un clima festivo convierten a Praia do Rosa en una opción que, según visitantes recientes, “por momentos te hace olvidar que estás en Brasil, porque se escucha hablar español por todas partes”.
Entre los factores que explican este auge aparece el aspecto económico. El tipo de cambio favorable y la estabilidad de los precios en dólares hacen que el viaje sea accesible. Por ejemplo la estadía de diez días en hostels o posadas cuesta unos 700 dólares, lo que suma alrededor de 1000 dólares por persona. Agencias de turismo destacan que esta ecuación, con el dólar estabilizado, coloca al exterior como una opción competitiva frente a destinos dentro de Argentina.

La practicidad también juega un papel clave. Praia do Rosa es un pueblo pequeño en el que se puede hacer todo caminando, sin depender tanto de los autos. A eso se suma la moda: algunos hosteleros coinciden en que se generó una tendencia espontánea que atrajo a turistas de distintas provincias. “Hay lugares que, por alguna razón, se ponen de moda. El año pasado recibimos muchos chicos de distintas ciudades que nos decían que todos querían venir a Rosa”, contó Daniela Matar, dueña del hostel Paraíso.
Además de sus extensas playas, divididas en diferentes sectores, el destino ofrece variadas actividades. El surf es uno de los atractivos históricos, con olas que convocan a locales y visitantes. También se destacan las caminatas de entre 20 y 30 minutos por senderos en los morros, que llevan a playas más alejadas y a miradores con vistas panorámicas. Por las noches, el pueblo cuenta con bares, restaurantes y boliches que se suman a la oferta para quienes buscan diversión.
Los hostels son uno de los alojamientos preferidos, y durante el verano pasado muchos ya estaban colmados de grupos de amigos argentinos. Según Matar, “enero prácticamente está destinado al público de 25 años para abajo, tanto en nuestro hostel como en otros lugares del pueblo”.
(Fuente: La Nación)






