El escenario político argentino amaneció este lunes con una reconfiguración de fuerzas políticas de cara al futuro. La contundente victoria de Axel Kicillof en las elecciones provinciales de ayer no fue una sorpresa en cuanto al ganador, pero sí por la magnitud de la diferencia, un resultado que, según analistas, proyecta al gobernador bonaerense como el principal desafiante del presidente Javier Milei para las elecciones de 2027 y deja al descubierto las severas fallas estratégicas del Gobierno nacional.
Para el politólogo y consultor Cristian Solmoirago, el triunfo de Kicillof es producto tanto de su propia virtud como, y en gran medida, de los “errores del Gobierno nacional”. En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, el experto sostuvo que la administración de Milei “le dio competitividad a una fuerza que había perdido esa competitividad en la elección anterior”. El peronismo, que parecía “devastado” y con un kirchnerismo “casi terminado”, vuelve a ser un actor central por la seguidilla de errores del oficialismo en su gestión.
Uno de los puntos clave del análisis de Solmoirago es la crítica a la postura del Ejecutivo nacional. “El error que el Gobierno comete es seguir en modo electoral de manera permanente. Tiene que gobernar, tiene que gestionar, y eso implica construir consensos”, afirmó. Según el politólogo, tras lograr una victoria legislativa clave como la Ley Bases, el Gobierno “hizo todo al revés”: en lugar de ensanchar su base de apoyo, se dedicó a “dinamitar todos los consensos”, alejando a socios estratégicos como los gobernadores provinciales.
Esta estrategia de aislamiento y “declarosidad” innecesaria, que en otro contexto podría ser celebrada por sus seguidores, hoy le pasa factura en las urnas. “El Gobierno se empezó a quedar solamente con los propios, y eso hace que esa base de sustentación y de consenso se achique de tal manera que cualquier cosa que haga no vaya a prosperar”, analizó Solmoirago.
El ascenso de Kicillof y el reacomodo peronista
El gran ganador de la jornada es, sin dudas, Axel Kicillof. Su decisión de adelantar las elecciones a septiembre fue una apuesta estratégica que lo ha empoderado notablemente. “Hoy ya tenemos un candidato a enfrentar a Javier Milei en el 2027 que es Axel Kicillof”, sentenció Solmoirago.
Este nuevo liderazgo, si bien representa a un peronismo “remozado”, no rompe con sus raíces kirchneristas, como lo demostró “la foto del escenario de ayer”, donde estaban presentes figuras del espacio. Sin embargo, su figura emerge con una fuerza renovada que, según el consultor, irá opacando paulatinamente el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner. “El peronismo se va a terminar encolumnando atrás de lo nuevo, atrás de lo que le pueda garantizar algún triunfo”, vaticinó.
El dilema del Gobierno: poco margen y riesgo económico
Con las elecciones nacionales de octubre a la vuelta de la esquina, el margen de maniobra para el presidente Milei es escaso. “Las cartas ya están todas echadas”, consideró Solmoirago, quien ve poco probable que un cambio de actitud conciliador a estas alturas logre atraer a los gobernadores y aliados que fueron rechazados previamente.
La principal preocupación ahora se traslada al frente económico, la única “bandera” que le queda al Gobierno. La estabilidad del dólar y la baja de la inflación son sus mayores activos. Sin embargo, la creciente inestabilidad política, que podría materializarse esta semana con el avance de comisiones investigadoras en el Congreso contra funcionarios clave, amenaza con generar “ruido” económico.
“Si la inestabilidad política termina generando inestabilidad económica, el Gobierno entra en una situación ya crítica”, advirtió Solmoirago.
“Sin socios, sin construcción de consensos y sin canales de discusión, lo veo en una situación muy compleja si no resetea, si no para la pelota y vuelve al juego de otra manera”.
Mientras los mercados evalúan hoy la magnitud del golpe -aunque, según especialistas consultados por Solmoirago, ya “descontaban una derrota”-, la política argentina ingresa en una nueva fase. La elección bonaerense no fue solo un test electoral local; fue un “baño de realidad” que ha colocado a un retador en la grilla de largada para 2027 y ha forzado al Gobierno a mirarse en un espejo que le devuelve una imagen de creciente soledad y vulnerabilidad.




