La detención de un hombre de 36 años en Oberá expuso -una vez más- la sombría realidad de los depredadores sexuales. El caso se inició con la valiente denuncia de una trabajadora de un espacio de primera infancia.
La investigación comenzó el 3 de septiembre, cuando la mujer fue abordada por un hombre que se identificó como vendedor de libros quien le pidió su número de teléfono. Lo que parecía un encuentro inocente tomó un giro siniestro minutos después, al recibir un mensaje ofreciéndole intercambiar fotografías de menores. Su rápida reacción, bloqueando al sujeto y alertando a la Unidad Regional II, activó un operativo de inteligencia coordinado y eficaz.
Las divisiones de Cibercrimen, Drogas Peligrosas y Policía Científica de Oberá se sumaron a la pesquisa, utilizando herramientas de rastreo y análisis digital. Tras días de trabajo silencioso, lograron identificar al sospechoso, un hombre domiciliado en Garupá que se encontraba temporalmente en Oberá. La labor de las fuerzas de seguridad fue clave para rastrear el origen de los mensajes y obtener registros fílmicos y testimonios de vecinos que permitieron dar con el acusado.
El 5 de septiembre, el allanamiento de una habitación de hotel donde el detenido residía de forma transitoria, autorizado por el Juzgado de Instrucción N.° 1 de Oberá, fue la culminación de la investigación. En el lugar, la Policía incautó dispositivos móviles que, se presume, eran utilizados para contactar a posibles víctimas y para el almacenamiento de material ilícito. El hallazgo más perturbador fue una serie de prendas de vestir íntimas de niños, pañales con fluidos y preservativos, y otros elementos de interés para la investigación que refuerzan la gravedad de los cargos.
Además, hallaron dos envoltorios y una caja de cigarrillos con marihuana, que tras pericias arrojó un peso total de 17,7 gramos de cannabis sativa. El detenido quedó alojado en una dependencia policial, mientras que las actuaciones y los secuestros fueron puestos a disposición de la Justicia Provincial y Federal.
Cabe resaltar la importancia de la educación y la alerta ciudadana en la lucha contra la pedofilia. La denuncia a tiempo no solo permitió la detención del sospechoso, sino que también puso de manifiesto la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en los espacios donde se trabaja con niños. La batalla contra los depredadores sexuales es un desafío constante, y la acción coordinada entre la sociedad y las fuerzas de seguridad es la única vía para proteger a los más vulnerables.





