Entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, el tejido productivo argentino sufrió una profunda contracción: 15.564 empresas desaparecieron del registro formal y 223.537 trabajadores perdieron sus empleos registrados, según un análisis del Centro de Estudios para la Producción (CEPA) basado en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
Estos números, correspondientes a los primeros dieciocho meses de la gestión de Javier Milei, pintan un panorama complejo para el mercado laboral argentino, donde la esperada “reordenación estructural” del Estado y la economía parece haberse traducido, hasta ahora, en una fuerte descomposición del empleo formal.
El colapso del empleo registrado
En noviembre de 2023, cuando Milei asumió tras su triunfo en el balotaje, el país contaba con 9.857.173 trabajadores registrados. Dieciocho meses después, esa cifra había caído a 9.633.636, una pérdida neta del 2,27%. Aunque el ajuste macroeconómico impulsado por el Gobierno buscó reducir el déficit fiscal y contener la inflación, el costo en términos laborales ha sido elevado.
El sector más afectado en términos absolutos fue la Administración Pública, Defensa y Seguridad Social Obligatoria, que perdió 98.653 empleos. Este derrumbe responde directamente a la política de “Estado mínimo” del gobierno, que incluyó la eliminación de ministerios, la fusión de organismos y la no cobertura de renuncias y jubilaciones.
Pero si se mide en términos relativos, la construcción es el gran perdedor: una caída del 16,9% en su plantilla registrada. En solo año y medio, el sector perdió 80.873 puestos de trabajo, lo que representa casi un puesto de cada seis que existía en 2023. Esta retracción impacta no solo a los trabajadores directos, sino también a miles de pymes proveedoras de materiales, servicios y logística.
Transporte, inmobiliarias y servicios técnicos, en caída libre
Otro de los sectores más golpeados fue el transporte y almacenamiento, que perdió 4.094 empresas (una caída del 10,4%) y 54.935 empleados. Esta merma afecta a una cadena productiva clave para la competitividad del país, en momentos en que el comercio exterior y la logística interna enfrentan serias restricciones por la falta de dólares y la contracción del consumo.
Le siguen en la lista de sectores con mayor pérdida de empleadores:
- Servicios inmobiliarios: -2.617 empresas (-8,8%)
- Comercio minorista y mayorista: -2.387 empresas
- Servicios profesionales, científicos y técnicos: -1.783 empresas (-5,7%)
- Industria manufacturera: -1.482 empresas (-3%)
Estos datos indican una desindustrialización y desprofesionalización del mercado laboral, con una fuerte erosión en sectores que tradicionalmente generan valor agregado y empleo calificado.
La paradoja del tamaño: PyMEs desaparecen, grandes empresas despiden
Uno de los hallazgos más sorprendentes del informe es la paradoja entre la cantidad de empresas que cierran y el volumen de despidos.
El 99,7% de las empresas que desaparecieron tenían menos de 500 empleados. Sin embargo, el 74% de los puestos de trabajo perdidos (165.625) ocurrió en empresas con más de 500 trabajadores.
Es decir: miles de PyMEs y microempresas se fueron del registro, pero los grandes despidos vinieron de las grandes empresas. Estas redujeron su personal en un 3,46%, mientras que las pequeñas y medianas lo hicieron en solo un 1,14%.
Este fenómeno podría explicarse por una combinación de factores:
- Cierres definitivos de pequeñas firmas por falta de liquidez.
- Fusión o absorción de pymes por grandes corporaciones.
- Reestructuración interna en empresas grandes, con externalización de tareas o automatización.
- Ajuste en plantillas en sectores como la administración pública, la construcción y la industria, donde predominan los grandes empleadores.
Sectores que resisten: educación, salud y agro
No todo es caída. Algunos sectores mostraron crecimiento en empleo registrado, a pesar del contexto adverso:
- Agricultura, ganadería y pesca: +29.998 empleos (+8,9%)
- Enseñanza: +38.965 empleos (+5,2%)
- Salud humana y servicios sociales: +6.296 empleos (+1,7%)
Estos datos sugieren que, mientras el Estado recorta en gestión y servicios, las áreas esenciales como la educación y la salud siguen siendo prioritarias en términos de empleo, aunque con fuertes tensiones por salarios y condiciones laborales.
¿Qué significa esta tendencia?
Los datos del informe no solo miden números: miden realidades sociales. Cada empleo perdido implica un hogar afectado, un consumo reducido, una caída en la recaudación y una mayor presión sobre la asistencia estatal.
Economistas del CEPA advierten que una caída tan pronunciada en el empleo formal puede profundizar la informalidad, ya que trabajadores despedidos podrían verse forzados a trabajar en la economía no registrada. Además, la concentración del ajuste en sectores productivos clave -como la construcción y el transporte- podría afectar la recuperación futura del país.
“Estamos viendo una descomposición del tejido empresarial y laboral”, señaló una fuente del informe. “El ajuste fiscal no puede hacerse a costa del empleo registrado sin poner en riesgo el desarrollo productivo del país”.
Un balance con más sombras que luces
A dieciocho meses del inicio de la gestión Milei, los datos oficiales muestran un mercado laboral en retracción sostenida. Si bien el Gobierno ha logrado reducir el déficit y contener parcialmente la inflación, el costo social ha sido alto.
La pérdida de empresas, especialmente PyMEs, y la expulsión masiva de trabajadores en sectores estratégicos plantean una pregunta incómoda: ¿hasta dónde puede seguir contrayéndose el empleo formal antes de que el modelo pierda sustentabilidad social?
Con más de 223.000 personas fuera del registro y miles de empresas cerradas, el desafío ahora no es solo económico, sino político y social: cómo generar empleo de calidad sin volver a los desequilibrios del pasado.
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2025.08.16_An_aacute_lisis_de_la_din_aacute_mica_laboral_y_empresarial_CEPA_Datos_05.2025





