En las últimas horas se dio a conocer un informe del Ministerio de Salud de la Nación, teniendo en cuenta datos incluidos en el Boletín Epidemiológico Nacional, donde se alerta que por día 150 personas son mordidas por perros, en todos los casos.
El dato llamativo del informe es que cada año aumentan los casos: mientras en 2023 los casos fueron 24.958, el año pasado el aumento fue notorio con 51.673. En este 2025 hasta la semana epidemiológica 23 (hasta el 17 de junio), ya se contabilizaron 23.567 nuevos episodios.
Otro dato destacado es que la incidencia mayor se da en niños y niñas de entre 5 y 9 años. Para hablar al respecto, Pablo Castillo, presidente del Consejo de Veterinarios de Misiones explicó a la FM 89.3 por qué se da, qué señales a tener en cuenta, entre otras dudas.
En primer lugar, en caso de mordedura, “la responsabilidad es del propietario, del tutor, del tenedor de la mascota”, apuntó sin rodeos, y dijo que la respuesta en generar conciencia para desalentar la tenencia irresponsable, y que haya más responsabilidad ciudadana al respecto.
Al hablar del estudio, Castillo explicó que, de acuerdo al relevamiento, “la mayoría de las mordeduras se clasifican como leves, son accidentes que no pasan más de un tarascón, una mordedura y no llega a mayores, pero se dan ciento y pico por año de casos graves”, apuntó.
El informe causa cierto “impacto” porque la principal franja etaria afectada es la de los niños, y cuando ocurren en casos de animales con mordeduras potentes “los daños pueden ser muy severos y muy permanentes”, alertó, y por eso “es importante” que se diera a conocer el relevamiento, haciendo hincapié en que se debe poner en conocimiento “para que repercuta en la población, básicamente en la parte de responsabilidad y educación que conlleva tener una mascota”, expuso.
Los más “agresivos”: qué señales tener en cuenta
Seguidamente, el veterinario analizó cuáles son los perros más problemáticos en cuanto a mordeduras y ataques, y resaltó que “el mayor porcentaje de accidentes por mordedura son perros de mediana a pequeña talla, esto hace que también sean leves los accidentes. Obviamente que, si son perros de mayor contextura física o que tengan mucha potencia en su mordedura, ahí sí se complica”.
Para el veterinario, los casos en niños se dan porque “muchas veces, los niños no saben leer las señales, porque un perro que va a morder normalmente avisa antes, pero por confianza o a veces también hay perros que no toleran a los chicos: uno se da cuenta que se le acercan, gruñen, se quieren ir, es decir, a veces tenemos datos de cómo va a reaccionar el perro”, alertó.
Castillo explicó que los perros tienen “instinto” de guardián, por lo que el adiestramiento es difícil: “tienen esta cuestión instintiva que va a cuidar su territorio, que va a cuidar a su amo, a la familia, es algo bastante difícil que uno le pueda quitar ese instinto”, dijo.
Qué se puede hacer como prevención
Como respuesta a esto, sí se pueden adaptar ciertos lugares de la casa para que el perro se movilice sin que se vea “amenazado” por visitas y a su vez, minorizar las posibilidades de ataque.
Otra respuesta es la prevención y que cada propietario tenga a su mascota atada en su terreno, y que, si no es posible cerrar el patio o la casa, “hay métodos que, por más que el animal tenga que estar atado, se pueden dar una buena situación de bienestar para el animal”, afirmó Castillo.
En casos más extremos, cuando la mascota gruñe o quiere agredir a las visitas, “lo mejor es que esté confinado. Es decir, no correr el riesgo de que se dé un accidente o un momento desagradable sabiendo que el perro puede reaccionar de una determinada manera”, apuntó.
En este sentido, con estas medidas, además de mordeduras se pueden evitar un montón de cuestiones que se dan con los perros sueltos en la vía pública: “parasitosis, rabia, leishmaniasis, es decir, distintas enfermedades”, dijo.

En caso de mordeduras, ocuparse no tanto preocuparse
Ante la pregunta de cuándo debemos preocuparnos en caso de mordedura, Castillo respondió que “yo diría que siempre hay que ocuparse, más que preocuparse, por cualquier mordedura, por menor que sea, lo lógico es que uno concurra un centro de salud”.
En este marco recomendó que el primer paso es “desinfectar bien con jabón, lavar bien la herida”, y después, “chequear que la persona que fue mordida tenga a la vacuna antitetánica, porque “muchas veces depende de la profundidad de la herida o la cantidad de mordeduras”.
Si el can no tiene la vacuna antirrábica, “debería ir a observación durante 10 días para chequear que justamente no desarrolle la enfermedad o que no tenga la enfermedad (rabia), porque ahí sí correría mucho riesgo la persona que fue agredida”, advirtió.
Agregó que, por ley, el perro o el gato tiene que tener la vacuna antirrábica, aunque en muchos casos “las leyes están y no se cumplen”, dijo y sumó que “no tenemos un porcentaje demasiado alto de animales vacunado, como dice la ley que es obligatoria“.
El problema es que tiene muy alta concentración cuando el animal está enfermo en la saliva, entonces el mordisco es la manera ideal, donde se puede inocular el virus y la persona se enferma. El problema es que la rabia es una enfermedad que no tiene cura y una vez que la persona, el mamífero que se enferma se termina muriendo. Entonces, ahí es el la gravedad.
Una ley que se cumple poco y nada
La tenencia irresponsable muchas veces desencadena casos de mordeduras: sobrepoblación de perros callejeros, como así también el desconocimiento o desinterés del dueño a la hora de poner límites. Pero no es solo cuestión de los individuos sino de las instituciones que no penan a los ciudadanos.
Al respecto, Castillo se pronunció y dijo que “la realidad es que todas las ordenanzas y todas las normas remiten a que el perro no puede estar en la calle en libertad. Es decir, si nosotros tenemos un perro en la calle tiene que estar con correa, collar y bozal, y la mayoría de las veces no se cumple. Inclusive, en muchos municipios está estipulado cuáles son las multas en las unidades fijas de nafta por el hecho de que el perro esté en la calle, porque el perro agreda, esas penalidades existen. Las leyes están pero no se cumplen. Yo creo que es una cuestión de responsabilidad ciudadana y de educación, es mucha responsabilidad de cada persona”, resaltó el veterinario.
“La conciencia y la responsabilidad tiene que generarse en el ser de una familia cuando decida adoptar una mascota”, cerró.








