Fue el sociólogo Charles Horton Cooley quien luego de estudiar al ser humano en sus relaciones dice que lo que “nos muestran los otros de nosotros” es la retroalimentación (directa o imaginada) que recibimos de sus reacciones. Si alguien nos elogia por algo que valoramos, reforzamos esa parte de nuestro autoconcepto. Si nos critican por algo que nos importa, puede generar vergüenza o un deseo de cambio. Nos vemos a nosotros mismos a través de los ojos de los demás.
Mi sombra
Conocemos el concepto de la sombra, eso que Carl Gustav Jung expandió, que representa los aspectos inconscientes de nuestra personalidad que no reconocemos o que consideramos negativos (impulsos, debilidades, etc.). Según Jung, tendemos a proyectar nuestra sombra en los demás. Lo que nos molesta intensamente en otra persona a menudo es un reflejo de algo que no hemos integrado o aceptado en nosotros mismos. De manera inversa, lo que admiramos profundamente en otros también puede ser una proyección de cualidades que poseemos pero que no hemos desarrollado o reconocido completamente (la “Sombra dorada”).
Las proyecciones
Y Sigmund Freud destacó la proyección como un mecanismo de defensa inconsciente por el cual atribuimos a otras personas nuestros propios impulsos, deseos o cualidades que nos resultan inaceptables o amenazantes. En lugar de reconocerlos en nosotros mismos, los “proyectamos” hacia el exterior. Por ejemplo, si una persona es muy crítica, podría acusar a otros de ser demasiado críticos, sin reconocer su propia crítica interna.
Estas explicaciones científicas se corroboran cuando tomamos consciencia de nuestros actos y sentires únicos con las personas que nos relacionamos. La frase “Tú y yo somos lo mismo” se utiliza para transmitir una sensación de unidad, amor y conexión profunda que puede existir entre dos personas.
Espejos en confusión
Cuando hablamos de las personas espejo son las que nos muestran lo que somos desde lo más profundo, desde nuestro verdadero Ser, ese que se guarda tantas cosas para cuidar-nos, para evitar que enfermemos, pero que al final si tomamos conciencia podemos sanar muchas heridas, incluso descubrir nuestros talentos.
Algunos confunden el concepto con las neuronas espejo, algo totalmente diferente. La acción, el rol, de las neuronas espejo es el de detectar a través de gestos lo que el “otro” siente o piensa en ese momento de socialización. Es un tema de la biología que podemos desarrollar en otra oportunidad.
Ahora tratamos de entender por qué algunas personas nos generan rechazo o nos enojan mucho, mientras que otras nos hacen sentir cómodos y hasta felices en su compañía.
Desde la filosofía oriental entendemos que vinimos a este mundo a evolucionar y una manera casi única es con las relaciones. Los otros están para ayudarnos a crecer, a dar el salto cuántico que tanto desea nuestro Yo superior.
Cuando hablamos del ego hablamos de esa parte nuestra que nos ayuda a sobrellevar diferentes situaciones difíciles. Es el que nos dice: “yo puedo con esto”, pero también es quien nos ayuda a negar algunas situaciones por el mismo motivo: salvarnos de un mal trago que nos puede generar alguna enfermedad física, mental o espiritual.
Cuando estamos frente a una persona que nos genera rechazo, como adultos buscamos qué sentimiento o concepto es el que nos resuena negativamente. Cuando lo detectamos buscamos eso en nosotros para entender-nos y pasar a otro escalón de aprendizaje. Por eso algunas personas se van de nuestra vida, porque ya aprendimos y si no lo hicimos vendrá otra que nos mostrará más de lo mismo.
De la felicidad
En este momento estamos frente a quien nos hace sentir felicidad, entonces hacemos lo mismo: buscamos qué de ese otro nos hace sentir así. Al detectarlo buscamos eso mismo en nosotros para dejar que eso bello brille en nosotros, iniciando el camino de amarnos.
Red de relaciones que mantenemos diariamente
Piensa en la red de relaciones que mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas.
Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones.
La energía que irradiamos se entremezcla con la energía de los otros, con la energía del entorno y de la naturaleza, de allí surge la expresión: “somos uno”. No se trata de ser iguales o parecidos, se trata de Ser nosotros frente a cada uno de ellos para poder sentirnos, sentir lo que nos motiva y lo que nos desagrada. Deepak Chopra explica que todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana. Entonces, lo ideal es que a partir de ahora miremos más allá de lo que vemos.
¿Qué te atrae de las personas?
Si hay alguien que te atrae, qué la hace atractiva: ¿su inteligencia?, ¿su belleza?, ¿su forma de mirar, su manera de hablar, su aroma, su elegancia o su autoridad? Eso mismo está dentro tuyo pidiendo a gritos ser visto, ser reconocido. Esa persona, ese otro, te da la oportunidad de dar otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Cuando lo asumas como propio comenzarás a caminar, expresarte y hasta sentirte más cómodo contigo mismo. Por eso es que leemos una y otra vez: “juntate con quienes te hacen reír, con quienes te hacen sentir bien”, pero no hacerlo livianamente inconsciente sino valorando su presencia, valorándolo como espejo que te muestra tu luz, tu don, tu forma hermosa de ser.
Esa es la manera de vivir en este camino de evolución y darás el salto cuántico que de irá alivianando la espalda, pues tu mochila estará cargada de brillo que no pesa, pero te maravilla.
Dice Chopra que “una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad”.
Alejarte de quien no te gusta es alejarte de la posibilidad de evolución. Al tomar distancia te estás diciendo: “tomo distancia de mi mismo porque no me soporto, no quiero verme, no quiero eso para mi”. Claro que no lo quiero, pero está en mi y ¿cómo lo saco si no lo reconozco? Es tan fácil sacarlo, basta con pararnos, hacemos de cuenta que tenemos a esa persona frente nuestro, miro su defecto, lo busco en mi y me digo: esto que está en mi no lo quiero, gracias porque busco tu otra cara, por ejemplo, esa persona es falsa, digo: a partir de ahora soy una persona honesta, íntegra, sin dobleces, cumplidora, intachable y atraigo a quienes son como yo. Podrás tener mejores relaciones. Ahora es tu turno.
Rosanna Toraglio
Periodista-BioPsicoTerapeuta








