En el escenario actual de crisis para el sector yerbatero, los datos oficiales del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) permiten dimensionar con precisión quién produce más, quién recibe menos y quién sufre las consecuencias de la desregulación y caída del precio. La provincia de Misiones, con 202.540 hectáreas cultivadas, concentra el 88% de la superficie total de yerba mate en el país. Corrientes, en cambio, apenas llega a 27.715 hectáreas, lo que representa un modesto 12%.
Pero el dato más contundente aparece cuando se compara el ingreso de hoja verde a los secaderos: entre enero y mayo, Misiones aportó 310,8 millones de kilos, mientras que Corrientes solo ingresó 64 millones. Es decir, Misiones produce casi cinco veces más hoja verde que Corrientes. La brecha es tan amplia que solo el departamento de Oberá, con más de 25.700 hectáreas de cultivo, iguala casi toda la producción correntina.
Pero esta ventaja no se expresa en la producción industrial ya que Corrientes con dos grandes molinos concentra el 40% de los paquetes, mientras que todas las empresas misioneras no se acercan a ese porcentaje. Pero la cantidad de yerba que produce Misiones revela que las industrias correntinas dependen y se abastecen de yerba misionera para dominar el rubro. Sin la materia prima local, no tendrían forma de producir esos volúmenes.
Ranking de municipios
El peso productivo de Misiones está muy distribuido, pero hay zonas con especial protagonismo. De los 17 departamentos productivos, los más destacados por superficie cultivada son: Oberá: 25.752 hectáreas; Cainguás 22.169 ha; Gral. Manuel Belgrano: 19.560 ha; San Ignacio 18.930 ha; Apóstoles 18.313 ha; Guaraní: 18.091 ha; San Pedro: 17.277 ha; Lib. Gral. San Martín: 12.194 ha; Concepción 8.065 ha; Montecarlo 7.621 ha; Iguazú 7.416 ha; 25 de Mayo 6.468 ha; Leandro N. Alem 6.164 ha; Eldorado 5.482 ha; Capital 4.341 ha; San Javier 3.698 ha; Candelaria: 990 ha.
En Corrientes, las únicas zonas productivas son Santo Tomé, con 17.799 hectáreas, e Ituzaingó, con 9.917 hectáreas. La suma de ambas alcanza a una superficie similar de un solo departamento misionero como Cainguás o San Ignacio.
La desregulación yerbatera
Desde que el Gobierno nacional decidió desregular el mercado de la yerba mate y limitar severamente el rol del INYM, los precios de la hoja verde cayeron a niveles que ya no cubren los costos de producción. Hoy, en muchos secaderos de Misiones se paga por debajo de los 200 pesos el kilo, en una cadena de valor desbalanceada que favorece a las grandes industrias y castiga al eslabón primario.
Este escenario afecta con más fuerza a Misiones, no solo por su abrumadora participación en la producción, sino también por la densidad económica y social que tiene el cultivo de yerba en la provincia. Se estima que 14.000 productores están directamente perjudicados. Pero el impacto trasciende al colono: golpea a los tareferos, cooperativas, secaderos, transportistas, comerciantes de pueblos rurales, estaciones de servicio, y hasta al sistema de salud y educación pública que depende del movimiento económico regional.
Los departamentos con mayor superficie cultivada -Oberá, Cainguás, Guaraní, San Ignacio y Apóstoles- están entre los más perjudicados. En esas zonas, la yerba mate no es un producto más: es el motor que sostiene a la economía local.
Un freno a la economía
En los pueblos yerbateros de Misiones, ya se siente el freno. Los ingresos se achicaron, las changas se redujeron, las compras en los almacenes se hicieron esporádicas. La parálisis del sector yerbatero no es solo un problema del agro: es una crisis económica en toda regla.
Con un Estado nacional que se retiró de su rol regulador y sin políticas de protección o asistencia, Misiones queda sola frente a una crisis que no generó, pero que sufre de forma desproporcionada. La asimetría productiva con Corrientes, tan marcada en las estadísticas, ahora también se refleja en la asimetría del daño.





