Mientras el Gobierno nacional celebra estadísticas macroeconómicas frías, el termómetro del interior marca rojo. Según el último informe de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), correspondiente al mes de abril, nueve economías regionales argentinas presentan señales críticas, y entre ellas se encuentran tres pilares productivos de Misiones: yerba mate, forestoindustria y mandioca. Las tres generan una gran cantidad de mano de obra y su deterioro significa menos dinero en el bolsillo de miles de misioneros.
El llamado “semáforo de las economías regionales” evalúa cada mes el estado de 19 actividades a partir de tres componentes clave: negocio (precios y costos), productivo (área y volumen) y mercado (exportaciones, importaciones y consumo interno). En abril, solo tres actividades aparecen en verde (bovinos, miel y ovinos), siete en amarillo y nueve en rojo, lo que representa un deterioro respecto al mes anterior.
Entre las que pasaron del amarillo al rojo figura la forestoindustria, que ya arrastraba problemas estructurales. El informe de CONINAGRO explica que estas actividades “ven dañado el componente negocio”, ya que los precios están muy por debajo de la inflación y los costos aumentan sostenidamente. A esto se suma un tipo de cambio desfavorable para exportar y un consumo interno que no repunta.
A raíz de esto, los madereros elevaron un pedido la semana pasada al Gobierno provincial orientado a amortiguar el impacto y sostener las fuentes de empleo. Las entidades AMAYADAP y APICOFOM expusieron una situación alarmante: caída en la demanda global de productos madereros, escasa competitividad por el tipo de cambio actual, aumento de tarifas eléctricas con cargos acumulativos, intereses por mora que en algunas cooperativas llegan hasta el 12% en 10 días y una presión impositiva provincial que consideran desproporcionada.
El ministro Safrán tomó nota de los reclamos y se comprometió a brindar una respuesta en los próximos días.
La yerba mate, símbolo provincial, se encuentra entre las economías con peores indicadores. El informe de CONINAGRO recuerda que lleva más de 12 meses consecutivos en la franja crítica. Según datos locales, el productor está captando aproximadamente el 5% del precio final en góndola del kilo, el peor porcentaje desde 2019. La desregulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) terminó de desproteger a pequeños productores, mientras las grandes firmas concentran stock y presionan precios a la baja.
La Nación promueve que sigan bajando los precios del paquete para favorecer a los consumidores y contener la inflación, pero descuida un universo de 15 mil productores que generan derrame y empleos directos e indirectos a otros 20 mil misioneros.
La mandioca, base alimentaria en zonas rurales, enfrenta un combo similar: bajos precios, escasa industrialización, casi nula exportación y altos costos de transporte. Pese a su rol estratégico para miles de familias, la actividad carece de políticas específicas que garanticen su sostenibilidad.
Además, con la apertura de las exportaciones, ingresa mandioca de Paraguay a mitad de precio de la que se elabora en la provincia, una diferencia imposible de enfrentar, lo cual hace que la mandioca misionera se venda poco y, encima, a precio regalado que no alcanza a cubrir el costo.
Tabaco en amarillo
El tabaco, que figura en el semáforo en color amarillo, tampoco atraviesa un buen momento. Aunque se proyecta una cosecha récord de 34 millones de kilos, más del doble que en 2024, los precios ofrecidos por la industria no acompañan.
Luis Batirola, de ACTIM (Asociación de Campesinos Tabacaleros Independientes de Misiones), denunció que se comenzó pagando 2.500 pesos el kilo, con apenas un 25% de aumento frente a una inflación anual muy superior.
Impacto en los bolsillos
La depresión de estas actividades no se mide solo en estadísticas. Tiene un impacto directo en la vida económica y social de cientos de localidades del interior. Municipios como San Vicente, El Soberbio, Andresito, San Pedro o Apóstoles registran caída en la recaudación, merma en el consumo y deterioro en la actividad comercial. Cooperativas, secaderos, aserraderos y talleres funcionan por debajo de su capacidad, y la cadena de pagos se resiente.
Las concesionarias de vehículos del interior reconocen que es el año con la menor venta de camionetas, por la crisis de la madera y de la yerba.
Según estimaciones locales, más de 120.000 personas dependen directa o indirectamente de estas cadenas productivas en Misiones. Desde tareferos hasta transportistas, desde operarios hasta empleados de almacenes, todos se ven afectados por un modelo económico que debilita a las provincias periféricas y concentra beneficios en sectores financieros o importadores.
La recesión en estas cadenas no solo implica desempleo o precarización, sino también migración rural, abandono de tierras y pérdida de saberes productivos. El campo misionero, históricamente diversificado y resiliente, hoy funciona en modo supervivencia.





