Con la lectura de la sentencia condenatoria, el Tribunal Penal Uno de Oberá cerró este viernes el juicio oral por el homicidio de Lisardo Escarvadofski (76), ocurrido en abril de 2017 en el paraje Santa Irene de San Javier. Su esposa, Orestina Cerri, sobrevivió al ataque con heridas graves. Jonatan Ezequiel Sosa, alias “Porteño”, fue condenado a 23 años de prisión como coautor penalmente responsable de homicidio calificado por el uso de armas de fuego y homicidio calificado en grado de tentativa, en concurso real.
La condena fue dictada tras las jornadas de debate en las que declararon testigos, se incorporaron pruebas y se escucharon los alegatos. El fiscal David Milicich había solicitado 35 años de cárcel para Sosa, mientras que su defensor, el abogado José Luis García, pidió la absolución al considerar que no había elementos suficientes para condenarlo.
Durante la segunda jornada, el imputado pidió hablar ante el tribunal. Sosa sostuvo: “Yo no soy un asesino, no soy un delincuente, tienen a la persona equivocada”, y señaló a dos supuestos responsables del crimen, supuestamente vinculados al contrabando de cigarrillos.
Durante la misma jornada contóque fue detenido en 2018 en la localidad bonaerense de Verónica, trasladado a Misiones y sometido a una rueda de reconocimiento sin defensor. Denunció apremios ilegales, golpes, amenazas y hostigamientos policiales. “Lamento lo que le pasó al hombre y a su señora, pero mientras yo estoy detenido, los verdaderos asesinos están de joda”, afirmó.
En sus alegatos, el fiscal Milicich sostuvo que Cerri identificó a Sosa como uno de los atacantes y que incluso forcejeó con él, aunque consideró que el blanco de los agresores podría haber sido el hijo de Escarvadofski. También citó los informes de la SAIC respecto a la geolocalización del celular y recordó que Cerri escuchó una tonada porteña en uno de los atacantes, lo que coincidía con el origen del acusado.
Por su parte, el defensor José Luis García cuestionó la falta de algunas pruebas clave, como la declaración de una testigo ocular, Zunilda Correa, que según él fue omitida del proceso y de la rueda de reconocimiento. Además, sostuvo que Cerri incurrió en contradicciones, aunque aclaró que no quiso revictimizarla durante su declaración.
También afirmó que la geolocalización no era concluyente ya que la antena de Itacaruaré podía alcanzar hasta 14 km de radio, lo que incluía la zona de Santa Irene. “Mi defendido no estaba en San Javier cuando fue reconocido”, subrayó.
Además de la condena, el Tribunal ordenó decomisar los elementos secuestrados como prueba, entre ellos un vehículo Chevrolet Corsa Classic y dos carteras con dinero en efectivo, documentos, pagarés y certificados de plazo fijo.
También ordenó restituir los objetos no decomisados a Orestina Cerri de Escarvadofski, y comunicar lo resuelto al Registro Nacional de Reincidencia y al Departamento Judicial de la Jefatura de Policía de Misiones.
Pos último fijó para el 28 de julio a las 12 horas la audiencia de lectura de los fundamentos.
Ver esta publicación en Instagram








