Del 23 al 29 de junio se conmemora en Argentina la Semana de las Alergias Alimentarias, una iniciativa que tiene como objetivo visibilizar el impacto de esta condición en la vida cotidiana y promover el conocimiento sobre su diagnóstico y tratamiento adecuado. En ese marco, FM 89.3 Santa María de las Misiones dialogó con la doctora Karina Andrea López, pediatra especialista en alergia e inmunología infantil, quien brindó información clave para entender esta problemática que afecta cada vez a más chicos.
La especialista estimó que esta patología afecta a cerca del 10% de los niños en Argentina, y su prevalencia ha crecido de manera significativa en los últimos 20 años.
“Decimos que uno de cada 12 niños puede tener alguna alergia alimentaria. Aunque no está del todo claro cómo se mide la prevalencia, sí sabemos que ha habido un aumento sostenido en las últimas décadas”, explicó la especialista.
¿Qué es la alergia alimentaria y cómo se desarrolla?
La alergia alimentaria es una reacción inmunológica exagerada ante proteínas presentes en ciertos alimentos. Según la doctora López, el cuerpo humano está preparado para tolerar todos los alimentos desde el nacimiento, y cuando esa tolerancia falla, se desencadena una respuesta alérgica que, en la mayoría de los casos, se manifiesta en los primeros años de vida.
“Hay un sistema inmunológico que media la tolerancia oral. Si eso no se desarrolla correctamente, aparecen las alergias. También se dan en adultos, pero se presentan con mayor frecuencia en niños”, detalló.
Diagnóstico: clave para evitar errores
Uno de los puntos más destacados por la profesional fue la importancia del diagnóstico preciso.
“El diagnóstico es clínico y debe ser muy minucioso. Sobrediagnosticar puede llevar a poner a una madre en dieta innecesaria -por ejemplo, en el caso de la lactancia materna- o al niño mismo, y eso puede afectar su nutrición. Pero también, no diagnosticar adecuadamente puede provocar una reacción severa como la anafilaxia”, advirtió López.
Además, señaló que los síntomas pueden variar desde eccemas y ronchas hasta proctocolitis, moco y sangre en la materia fecal, aunque aclaró que estos signos deben ser evaluados cuidadosamente por un profesional, ya que no siempre se relacionan con una alergia alimentaria.
¿Alergia o intolerancia? Una distinción fundamental
La doctora aclaró que la intolerancia no es lo mismo que una alergia. “Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa es una condición metabólica relacionada con un azúcar, no con una proteína. Las alergias siempre se dan a las proteínas. En cambio, los hidratos de carbono, grasas o azúcares no desencadenan alergias”, explicó.
Del mismo modo, hizo una diferenciación clara con la celiaquía, que es una intolerancia al gluten y no una alergia inmunológica. “Existe alergia al trigo, mediada por anticuerpos IgE, pero no tiene nada que ver con la enfermedad celíaca”, aclaró.
¿Cuáles son los alimentos que más reacciones causan?
Entre los alimentos más comunes que provocan alergias, López mencionó los llamados “Big Nine” (nueve grandes alérgenos), que en niños incluyen principalmente:
- Leche
- Huevo
- Maní
- Trigo
Y en adolescentes y adultos:
- Frutos secos
- Pescados
- Mariscos
- Sésamo
- Soja
“El sésamo se sumó recientemente a la lista. Pero en los chicos, lo más común es leche, huevo y maní. No hace falta ir muy lejos: es lo que más consumimos”, apuntó la pediatra, quien es oriunda de Santa Fe, donde el maní -contó- está presente hasta en las picadas familiares.
Tratamientos disponibles y prevención
El tratamiento inicial es claro: evitar el alimento una vez confirmado el diagnóstico. Para los casos severos, como la anafilaxia, la única medicación efectiva es la adrenalina, que debe ser administrada de inmediato.
“Todo paciente con riesgo de anafilaxia debe portar adrenalina, en ampolla o en autoinyector. Eso puede salvar una vida”, remarcó.
En algunos casos, se puede aplicar inmunoterapia oral: “Son como vacunas, gotitas que se administran con dosis mínimas y progresivas de leche, huevo o maní para aumentar la tolerancia”, explicó López. Este tratamiento permite a muchos pacientes tolerar trazas inadvertidas o, incluso, reintroducir el alimento en el futuro.
¿Puede afectar el crecimiento?
Consultada sobre el impacto nutricional de estas alergias, la doctora indicó que, en general, no afectan el desarrollo infantil, salvo en casos extremos donde hay una inflamación severa del tracto digestivo o múltiples alergias alimentarias. También puede influir el miedo a comer si el niño ha tenido una mala experiencia.
“El pediatra debe controlar siempre la nutrición del niño. Es clave el seguimiento profesional”, subrayó.
Recomendaciones para las familias
Como mensaje final, la doctora López insistió en la consulta temprana con el pediatra. “Hoy trabajamos en equipo: pediatras, gastroenterólogos, dermatólogos, nutricionistas y alergistas, para unificar criterios y mejorar el abordaje”, destacó.
Además, recordó que los alimentos potencialmente alérgicos deben introducirse desde los 6 meses, aun en niños con antecedentes familiares. “No hay que evitarlos. La introducción debe hacerse desde esa edad. La lactancia materna exclusiva sigue siendo fundamental, pero no hay que postergar los sólidos”, afirmó.
“La alergia alimentaria no siempre se ve, pero puede ser muy grave. Es vital informarse, consultar al pediatra y no tomar decisiones sin un diagnóstico certero”, concluyó.




