La devoción, la fe y la fraternidad se conjugaron este sábado para que las escuelas, parroquias y comunidades religiosas de una parte de la Diócesis de Posadas se juntaran a celebrar Corpus Christi. Con un pequeño, pero significativo cambio de escenario, este año los ritos tuvieron lugar en la cancha de Guaraní, que se llenó de chicos y grandes en un acto de fraternidad y solidaridad.
Las condiciones del tiempo que amagaron -por lo menos hasta promediar la siesta- con un posible cambio, si es que llovía, finalmente mejoraron y permitieron un encuentro pleno en una jornada, que, Lorenzo, alumno de 1º F del Instituto Janssen resumió perfectamente: “Corpus Christi es una fiesta para compartir entre amigos y familiares que dedican este día a estar cerca de Dios”.
Cientos de asistentes, entre ellos estudiantes de primaria y secundaria, junto a sus papás fueron llegando desde temprano con globos y vestidos con sus uniformes del colegio. Gracias a un aceitado sistema de organización llevado a cabo por los voluntarios y colaboradores, los asistentes se fueron acomodando al son de alegres canciones en las gradas que habían sido designadas previamente para cada institución para mantener el orden de salida durante la procesión que tuvo lugar después de la misa.

Sin ningún retraso, puntualmente a las 16 comenzó la celebración de la Eucaristía, la cual despertó entre los asistentes emociones avivadas por la fe, mediante un fuerte mensaje de “unidad entre hermanos”.
“Hace muchos años venimos celebrando de esta manera este rito fundamental de Corpus Christi; pidiendo que también las parroquias del interior se unan en una celebración con todas las comunidades y las capillas. Por ello, también decidimos celebrarlo de la misma manera, hoy estamos uniendo parroquias y capillas de Gran Posadas y Garupá”, se resaltó. El espíritu participativo de la fiesta, la cual siglos atrás también unía a las reducciones jesuíticas en un mismo encuentro de fe, fue el común denominador entre los presentes.
“Desde que era niño me tocó venir a la celebración porque mi mamá es docente en una escuela católica, pero esta vez lo viví todo con una energía diferente, porque lo hice acompañado de mis amigos del curso; creo que los chicos de mi edad tienen que acercarse a Dios por medio de estas fiestas y sentir la fe en carne propia para conocer que se trata de algo muy lindo”, dijo Petroriano Proenza, también estudiante del Janssen cuando ya faltaba muy poco para la caminata de fe que se hizo desde la cancha en Villa Sarita hasta la catedral en el centro de la ciudad.
Si se traza una línea de tiempo entre las celebraciones en las misiones guaraníes atendidas por Jesuitas, durante las cuales los aborígenes bendecían sus herramientas de trabajo e instrumentos de música; la fiesta de hoy también tuvo el mismo paralelismo en la actualidad para ser bendecidos por el cuerpo de cristo. Un momento emotivo, en ese sentido, ocurrió durante la Comunión, quizá la parte más trascendente de la liturgia porque se comparte el “Cuerpo de Cristo”. Esta vez, todos los sacerdotes se dirigieron hasta las gradas con canastitos llenos de hostias para dar a los asistentes.
“Hoy dejamos de lado todas nuestras obligaciones habituales para acompañar a los chicos; es muy importante poder estar acá. Toda la semana los chicos se prepararon en la escuela para esta fiesta”, cerró Tamara una mamá de la comunidad San Miguel.
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