“Entiendo que en la vida hay que jugarse con las cosas que uno quiere”, apuntó Max Jara, “el peluquero de los famosos” que, con casi 18 años decidió viajar a Capital Federal en busca de una oportunidad para desarrollar sus sueños y lleva casi 20 residiendo en la gran urbe, como empresario exitoso. Siempre trata de regresar a la tierra colorada y en su reciente visita, pasó por los estudios de la FM 89.3 Santa María de las Misiones para hablar de sus inicios, sus logros y experiencias.
“Mi llegada a Capital Federal, fue como la búsqueda personal por necesidad y por superación. Siempre tuve una madre que me apoyó en todo, lo que hizo que me animara a viajar a esa edad, con la convicción de trabajar en peluquería, que era lo que quería”, dijo quien dio sus primeros pasos en Posadas.
Se considera un afortunado por encontrar en el camino a gente que “confió en mí, y eso me animó”. El primer tiempo trabajó en salones de la capital, tratando de encontrar el estilo en el que se sintiera 100% identificado. “Corría el 2003 y había mucho para ver, la ciudad presentaba un montón de oportunidades en un Buenos Aires que se estaba reinventando. Veía a muchos como yo que llegaban desde las provincias buscando oportunidades, con ganas de hacer cosas. Fueron tiempos duros, aunque ahora recuerdo de manera simpática. No tenía celular, la comunicación con la familia era muy difícil”, contó.

Relató que la primera experiencia de trabajo “fue muy loca” porque “llegué un domingo, después de viajar todo el día en colectivo, con la idea de visitar a una amiga, que pensó que iba de vacaciones. Le comenté que fui a probar suerte y que me gustaría seguir haciendo peluquería. Dijo: cerca de mi facultad, en Callao y Santa Fe, hay muchos salones. Al otro día me levanté temprano y, en el primer salón al que entré, necesitaban una especie de asistente. Me quedé un año y medio, y la dueña me dio la posibilidad de hacer mis primeros trabajos profesionales”.
Insistió con que siempre tuvo la suerte de encontrarse con personas buenas, que le brindaron oportunidades. “Uno de mis primeros jefes, Víctor Rubenoff, me ofreció formar parte de producciones en revistas y medios gráficos. Fue el primer eslabón para que famosos del espectáculo del momento conocieran mi tarea como peinador, porque iba a peinar para las notas que salían en Caras, Para Ti, Gente. Se generaba buena onda y ellas me empezaban a tomar como peinador”, relató.
Entiende que las personas que llegan de las provincias “tenemos ese ángel” y que “lo ven. Pero la idea fue presentarme con humildad, tranquilo, pero seguro, eso hacía que la gente con la que ibas a trabajar te tomara como más en serio. Siempre me presenté seguro del trabajo. Uno de los secretos de la vida es nunca decirle no a las oportunidades, uno va viendo en el camino, pero a las oportunidades nunca se dice que no. Siempre tenés que dar lo mejor de vos, sin el miedo de que por ahí te salga mal”. De hecho, a Jara se le presentaron oportunidades para las que no estaba del todo seguro, “pero nunca lo demostraba, había que hacerlo igual. Alguna primera tapa de revista, con alguna celebrity importante, el miedo era agarrar el cepillo y temer que no me saliera lo que quería. Eran desafíos que se iban presentando”, añadió.

Una joya en Palermo
Sobre “Jara taller de pelo”, manifestó que es el espacio “que siempre soñé poder ofrecer a mis clientas y alberga todo lo que tiene que ver con mi vida, desde el amor por la naturaleza (güembé, orquídeas, corazones heridos), detalles de Misiones -adornos hechos con tierra colorada, que resultan muy llamativos- y, a la vez, es un concepto de salón que le da a la mujer algo completamente diferente en el medio de la ciudad. Se llama así porque está armado y creado sobre la base de un taller mecánico, con una historia muy linda”. Explicó que el proyecto fue impulsado junto a un amigo arquitecto. “Me gusta ser conservacionista, tocamos lo menos posible, solo lo que se necesitaba. Es donde nació el concepto de taller de pelo y hoy es un salón con veinte profesionales trabajando, entre coloristas y colaboradores”.
Manifestó que “es un espacio que se dedica a hacer color de pelo, a trabajar tendencias, a hacer correcciones de color, a traer versiones diferentes, con un concepto de peluquería muy cuidado, abordado con las mejores líneas de productos que hay en el mercado”.
Entiende que, desde la pandemia, la mujer comenzó a tener más conciencia sobre el cuidado del cabello, “entonces las tendencias están abordadas en técnicas de color súper natural, que sea cuidadoso con las fibras de cada pelo y a la vez abordar la tendencia según la necesidad de cada mujer. Una tendencia marcada son las morenas iluminadas. Los rubios también mutaron muchísimo, se lucen rubios más dorados, más naturales, y está bueno que suceda, y que las mujeres entiendan que la tendencia es llevar un cabello sano, brillante, cuidado. Eso hace que los profesionales estemos en la búsqueda permanente de perfeccionar las técnicas. Hay un abordaje de las clientas que es más personalizado. No es la clienta la que sugiere qué hacer, sino que va en busca del profesional que haga en el cabello algo que se recomiende”.
Buscan que el salón no sea bullicioso, que no haya mucho ruido, sino que sean espacios más cuidados, relajados. “Eso hace que se comiencen a amoldar el concepto de los salones. Se busca que la atmósfera sea más cuidada porque son muchas horas las que la mujer pasa en la peluquería”, concluyó.









