Vecinos de la ciudad de Oberá vivieron este viernes una jornada profundamente emotiva, marcada por la fe, la historia compartida y una convocatoria que trascendió lo religioso tras conmemorar al patrono de la ciudad, San Antonio de Padua.
En su homilía, fiel a su tono contestatario, el obispo emérito Damián Santiago Bitar llamó a “desmilitarizar el corazón” y renovar el compromiso con la fraternidad.
“Anunciamos la profecía de Isaías: convertir las espadas en arados y las lanzas en instrumentos de trabajo (…) en palabras del papa Francisco hay que ’desmilitarizar el corazón’. Esta misión es más urgente que nunca”, reclamó enfático.
Desde muy temprano la plaza San Martín, frente a la catedral, se había poblado de familias obereñas, pero también de fieles que llegaron desde otros puntos de la provincia, sumando calor humano y diversidad de rostros.
Pero, sin dudas lo que destacó especialmente la jornada volvió a ser el tono fuerte del mensaje de Bitar: lejos de discursos abstractos o ajenos a la realidad cotidiana, el obispo puso el acento en una urgencia que trasciende credos: la necesidad de paz, reconciliación y construcción de vínculos sociales más fraternos.
“En este tiempo por el que estamos pasando, que está bastante complicado, es indispensable remarcar esto de la fraternidad”, pidió en un contexto de conflicto bélico entre Israel e Irán.
“Por ello, también cité al papa León, quien, cuando saludó al mundo lo hizo con las palabras del Jesús resucitado: ‘la paz sea con ustedes’, reflexionó más tarde junto a PRIMERA EDICIÓN.
En el breve contacto con este Diario, el obispo fue más allá del mensaje espiritual para interpelar directamente a la sociedad misionera y al contexto global, donde las tensiones, la polarización y la violencia -material y simbólica- “parecen haberse vuelto moneda corriente”, denunció.
En ese sentido, durante la charla Bitar no escatimó en los reclamos por la “falta de unidad y empatía” dentro de la sociedad.
San Antonio, esperanza viva
Reconocido en la tradición católica como un predicador apasionado y un intercesor milagroso, San Antonio de Padua es una figura que se asocia muchas veces a la esperanza en momentos de dificultad.
Por ello, en el tono reflexivo de su mensaje, Bitar tampoco eludió la angustia y el desencanto que atraviesan a muchos sectores de la población, aunque con ideas esperanzadoras.
“Jesús resucitado es esa palabra que proclamó San Antonio con tanta fe, que despierta, que sacude las conciencias, que nos invita a recomenzar”, aseguró el obispo.
Acorde a ese concepto de fraternidad universal, que no es nuevo, pero cobra un relieve especial en tiempos de crispación, el obispo concluyó: “Creo que ese es el mensaje central del Evangelio de Jesús, que ha soñado con que la humanidad sea una sola familia”, rogó.

Un día de fiesta
Respecto a la celebración en sí, pese al pronóstico de lluvia, como si el cielo también hubiese decidido acompañar la jornada, el día se presentó fresco, sin viento, con un poco de sol que abría paso a un clima de mucho recogimiento coronado por cientos de fieles.
“Ahora ha llegado el frío, pero hoy es un día sereno, sin viento, así que hay un clima de mucha fraternidad, de mucha alegría y de mucho gozo”, describió contento el obispo ya en la plaza para el saludo con la gente. Al terminar la parte más protocolar y formal de la conmemoración, el tradicional paseo obereño se transformó en un espacio de encuentro con abrazos, fotos y comidas compartidas.
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