Más de 200 empresarios de todo el país participaron en el Observatorio organizado por la Cámara de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM), que se llevó a cabo en Pilar, donde expresaron su fuerte malestar por la exclusión del sector en las negociaciones paritarias que definen los costos laborales de sus empresas.
Según manifestaron, los acuerdos salariales se cierran en ámbitos “cerrados” y sin participación real de quienes sostienen más de 10.000 puestos de trabajo en el país. “Se juntan cuatro amigos a cerrar paritarias y meten aubeneficios encubiertos y costos ocultos que recaen sobre nuestras espaldas”, se quejaron durante el encuentro, que contó con la participación de consultores políticos y económicos.
Los empresarios señalaron ejemplos concretos de estos costos “invisibles”, que, según denuncian, siguen vigentes pese a haber perdido sentido o no responder al interés del trabajador. Entre ellos, se mencionó la contribución solidaria por COVID-19 a la obra social OSECAC, que se implementó en abril de 2021 en plena pandemia, pero continúa vigente. El monto, que hoy asciende a $5.500 por empleado, se cobra incluso si el trabajador no está afiliado a esa obra social.
También cuestionaron el aporte obligatorio al Instituto Argentino de Capacitación Profesional (INACAP), que alcanza los $4.725,02 por empleado. “Hablan de capacitación y resulta que después dijeron que se usa para sostener cámaras empresarias. Entonces, ¿es capacitación o es financiamiento?”, reclamaron. En este punto, celebraron la decisión del gobierno nacional de modificar este esquema a través del Decreto 149/2025, que a partir de este mes vuelve voluntaria esta contribución. El fondo, explicaron, es administrado por gremios empresarios que firman paritarias, como la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Otro punto de tensión fue el seguro complementario de retiro obligatorio La Estrella, que representa un 2,5% del salario del trabajador. Este sistema, vigente desde 1993, destina la mitad del aporte a una cuenta individual del empleado, y la otra mitad a un fondo solidario. “Hace 33 años que venimos pagando este seguro y claramente el principal beneficiado no es el trabajador”, señalaron con indignación.
Desde CADAM plantearon la necesidad de rediscutir este modelo y propusieron que esos aportes se incluyan directamente como parte de la remuneración del empleado, para que sea cada trabajador quien decida qué hacer con su dinero.
“El planteo es básico: queremos participar en las negociaciones que determinan nuestros costos. Hoy nos mandan la cuenta desde una mesa en la que no tenemos voz. Es hora de abrir el debate, lograr un sistema más representativo y transparente, y terminar con los privilegios encubiertos que perjudican a empresas y empleados por igual”, concluyeron los representantes del sector.





