En el Día Mundial del Paciente Trasplantado, Natalia Jara contó en la FM 89.3 Santa María de las Misiones cómo se encuentra su pequeña hija Emma Zippan, una niña misionera trasplantada del corazón el 28 de octubre del 2022.
La madre dijo que lo más importante es la unión de la familia ante estos casos de salud. “Hoy disfrutamos de Emma y agradecemos siempre a la familia donante por permitirle a Emma seguir viviendo”, aseveró y remarcó que “a veces nos preocupamos por tantas cosas, quizás tan simples, pero lo más importante es estar unidos y juntos, disfrutando cada momento”.
Emocionada, Natalia mencionó que uno nunca sabe lo que puede pasar en la vida, porque de “un día para el otro da un giro y no sabes lo que te espera”, como les pasó a ellos.
Emma cumplió tres años el pasado mes de marzo y puede hacer una vida totalmente normal, pero con cuidados. En este sentido, Natalia contó que, cada vez que le preguntan sobre cómo cuidarla, ella responde que es “como fue en la pandemia, que nos teníamos que cuidar muchísimo de los virus”.
Si bien, la niña puede compartir con otros niños, el cuidado sanitario sigue siendo el mismo del período de cuarentena, en cuanto a la higiene, al lavado de manos y “no tocar a Emma sin antes higienizarnos”.
En el marco de la conmemoración por el Día del paciente trasplantado, Jara recordó que fue muy duro conocer el diagnóstico de Emma y todo lo que vino después, con muchos “momentos de angustia” e incertidumbre. No obstante, celebró que hoy puede contar que su pequeña, justo hoy viernes, fue a un control en el Hospital de Pediatría y “todo resultó súper bien”.
“Todos los meses tenemos control con la cardióloga, con la pediatra, nutricionista y ahora empezamos fonoaudiología. Encima, Dios mediante, pronto va a empezar el jardincito, que ya nos tiene emocionado a todos e incluso a Emma”, aseguró la mamá.
Para finalizar, Natalia quiso dejar un mensaje para todas esas personas que están viviendo situaciones similares y les pidió que mantengan “la fe y la esperanza”, porque son momentos de angustia, de mucho dolor en el paciente y también de desesperación de los familiares. Por eso, aconsejó “vivir día a día, disfrutar de nuestros hijos y esperar que ese llamado tan ansiado de la llegada del órgano se haga realidad”, concluyó.