En una historia similar a la de Gökçe Caber, quien vino desde Estambul a Misiones, la sus 16 años, Morena Montenegro Pajón está a punto de cumplir un sueño que se fue gestando con paciencia, esfuerzo y pasión. Estudiante del cuarto año de la Escuela Normal Mixta de Posadas, fue seleccionada para un intercambio estudiantil en Japón que durará un mes. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la joven contó cómo recibió la noticia, sus preparativos, su vínculo con la cultura japonesa y las expectativas que tiene sobre la experiencia.
“Es una noticia muy emocionante, me siento nerviosa también, este es un gran cambio, es al otro lado del mundo”, expresó Morena, quien además de asistir a la secundaria, estudia japonés en la Asociación Japonesa de Posadas y francés en la Alianza Francesa.
Su interés por la cultura japonesa surgió durante la pandemia, cuando descubrió el anime y comenzó a estudiar el idioma de forma autodidacta. “Me enamoré del idioma. Me gusta mucho y empecé a investigar la cultura”, recordó. Desde segundo año del secundario, asiste a clases en la Asociación Japonesa: “Intento todos los días leer algo, escuchar algo, además de las clases de los sábados a la mañana”.
La oportunidad llegó a través de AFS, una organización internacional de intercambio cultural. “Fueron a mi colegio el año pasado a hablar sobre las becas. Me postulé, pero no pasé. Este año volví a intentarlo y gané”, relató con orgullo. “Me esforcé mucho, tuve que contar toda mi vida”, dijo entre risas.
Cabe destacar que las Becas AFS (American Field Service) son becas que brindan la oportunidad a estudiantes de secundaria y jóvenes de entre 15 y 18 años de participar en programas de intercambio cultural y educativo en el extranjero. Estos programas, que pueden ser semestrales, trimestrales o de duración más corta, permiten a los participantes vivir en un hogar anfitrión, estudiar en una escuela local y experimentar la cultura y el idioma de otro país.
Si bien aún no le asignaron una familia anfitriona ni conoce el destino exacto dentro de Japón, ya comenzó a prepararse para sumergirse en una cultura diferente. “En la Asociación te dicen que no vas solo a estudiar el idioma, sino también la cultura. Intentamos recrear la cultura de Japón, entonces no estoy tan nerviosa con eso. Pero sí con el idioma, es totalmente diferente”, admitió aunque durante la entrevista dejó frases muy fluidas en japones.
Como todo argentino buscará llevar un pedacito de la patria al continente asiático, amante del mate y el tereré, planea llevar yerba mate y almidón de maíz para cocinar chipas en la tierra del sol naciente: “Obvio, llevar mi cultura en sí. Es un intercambio entre los dos”. Aunque no es apasionada del fútbol también remarcó que buscará llevar alguna que otra prenda de argentina, ya que los japoneses suelen ser simpatizantes de Argentina y admiran a Lionel Messi.

La noticia fue recibida con alegría por su entorno más cercano. “Le avisé a mi papá y todo fue gritos. Mi mamá llegó del trabajo y estábamos en videollamada con mi hermana que vive en Córdoba. Llamamos a todos mis hermanos”, recordó con emoción. También se encargó de agradecer a sus preceptores: “Fueron muy claves en este proceso, les agradecí muchísimo”.
Sobre el futuro, Morena tiene una meta clara: “Me gustaría viajar por muchos países, vivir en diferentes lugares. Voy a estudiar en Córdoba con mi hermana, estoy pensando en algo de ingeniería , por ahí mecánica o aeroespacial. No sé si irme a vivir a Japón, pero sí a otros países”. Antes de despedirse, quiso destacar el rol de AFS en su proceso: “Me acompañaron desde el principio. El año pasado no gané, pero una chica me reconoció en una charla y me dijo ‘volvete a postular’. Eso me dio el impulso. También quiero decir que están buscando familias anfitrionas acá, es una experiencia muy linda recibir a alguien de otro país y compartir nuestra cultura”.
Intercambios Estudiantiles AFS
Desde hace más de 70 años, AFS Intercambios Estudiantiles trabaja para formar ciudadanos globales y promover la paz a través de experiencias culturales profundas. Con sede en Posadas, Montecarlo y Eldorado, esta organización sin fines de lucro impulsa programas de intercambio estudiantil tanto para jóvenes misioneros que desean viajar al exterior como para familias que quieran recibir estudiantes de otros países.
“AFS es una organización voluntaria que busca promover la paz y formar ciudadanos globales”, explicó Milagros Fernández, presidenta de la sede Posadas. “Recibimos estudiantes en febrero y agosto de todas partes del mundo, y también enviamos estudiantes argentinos al extranjero. Pueden viajar con becas o pagando el programa, y vivir una experiencia de inmersión cultural completa”, agregó.
Según Fernández, los programas tienen una duración de seis meses a un año y se promueve activamente la participación de jóvenes misioneros: “Creemos que en Posadas hay muchísimo potencial. Queremos incentivar al estudiante local y mostrarle que, si otros se animan a cruzar el mundo, ellos también pueden hacerlo”.
Uno de los puntos más destacados del programa es el rol fundamental de las familias anfitrionas. En ese sentido, Valentino Centofanti, coordinador del área, comentó: “Mi tarea es entrevistar y motivar a las familias que van a recibir a los estudiantes. Les contamos cómo funciona AFS, los acompañamos, y también compartimos nuestras propias experiencias para generar confianza”.
Centofanti fue anfitrión de un estudiante italiano cuando estaba en la secundaria y aún mantiene ese lazo: “Hoy lo llamo mi hermano. Gracias a él conocí su cultura y otros países. Es una relación que perdura”.
Ambos remarcaron que AFS ofrece un acompañamiento constante tanto para los estudiantes como para las familias: desde consejeros voluntarios asignados a cada caso hasta un seguro médico completo en caso de emergencias. “Estamos presentes desde que suben al avión hasta que regresan. Si hay algún problema, estamos ahí para mediar y buscar soluciones”, explicó Fernández.
AFS también enfrenta desafíos concretos: actualmente se encuentran en la búsqueda de familias anfitrionas para los estudiantes que llegarán en agosto, especialmente para una estudiante brasilera becada por una asociación de bajo recursos. “Los únicos requisitos que pedimos son los de las ‘3C’: casa, comida y cariño. No hay remuneración económica, pero sí una enorme recompensa cultural y humana”, aseguraron.
Para muchas familias, esta experiencia significa una oportunidad única de acercarse al mundo sin salir de su hogar. “Hemos tenido casos en que no hablaban el mismo idioma, pero se las arreglaron con post-its por toda la casa o con gestos y paciencia. Eso es lo que hace que esta experiencia sea inolvidable y forme lazos para toda la vida”, concluyó Milagros.







