El clima en el sector yerbatero sigue caldeado. A días de que el presidente de la Cámara de Molineros y titular de La Cachuera SA, Víctor Saguier, generara indignación al decir que quienes no puedan sostenerse “van a tener que reconvertirse o abandonar la actividad”, la entidad que lo agrupa emitió un comunicado para respaldarlo.
En lugar de aplacar los ánimos, el texto profundizó el malestar. La Cámara justificó el precio irrisorio que hoy reciben los colonos -en muchos casos inferior a los $200 por kilo de hoja verde- en una supuesta “sobreproducción” provocada por años de buenas condiciones climáticas y por políticas adoptadas por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
Alegan que el incremento de oferta sería la razón detrás de la caída de los valores pagados a quienes trabajan la tierra. Sin embargo, esa explicación fue rápidamente cuestionada desde múltiples frentes.
“Este año la producción cayó un 52% respecto al primer trimestre anterior. No hay ningún excedente, lo que hay es una concentración del poder de compra”, afirmó el diputado provincial Cristian Castro, del Partido Agrario y Social.
A su vez, remarcó que los industriales repiten el mismo argumento con independencia del contexto. “El año pasado decían lo mismo, pero en sentido inverso. Cuando subía la producción y bajaba la demanda, hablaban de exceso. Ahora que baja la oferta y sube el consumo, también lo justifican con eso”.
Desde la chacra, los cuestionamientos son aún más duros. Jorge Butiuk , productor de la zona centro, desestimó la tesis molinera: “Eso es lo que siempre dicen para pagar menos. Pero si uno va al supermercado, se da cuenta de que los precios en góndola no bajaron. Ellos están en condiciones de pagar al menos $350, sin problemas”.
El valor que efectivamente perciben los productores está lejos de esa cifra. “Algunos llegan a los $305, pero en pagos fraccionados, a 30, 60 o hasta 90 días”, agregó.
En esa línea, el productor Jorge Skripczuk también rechazó los fundamentos de la Cámara. “Hablan de superproducción, pero no dejaron de importar yerba. Poco les importa sostener la actividad dentro de Misiones”, apuntó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Además, recordó que los industriales que hoy critican al INYM formaron parte de su directorio: “Se quedaron todos quietitos. Ahora usan eso como excusa para llevar a los productores a esta situación”.
Skripczuk también negó que haya voluntad de diálogo por parte del sector molinero. “Siempre tratamos de consensuar, pero nunca asistieron. La única vez que algunos aparecieron fue en una reunión en el Ministerio del Agro. Después, silencio total”, cerró.
Pelea y poder
El trasfondo de la disputa va más allá de lo técnico. La eliminación de los precios de referencia que fijaba el INYM, tras la entrada en vigencia del DNU 70/2023 del presidente Javier Milei, dejó a los colonos sin una herramienta clave para equilibrar la relación con los compradores. La industria, sin controles, impone los valores y deja a los productores en absoluta indefensión.
El sector primario sigue pidiendo que la Nación designe un presidente en el INYM.







